Netanyahu supera la censura de la oposición con una treta parlamentaria
Benjamín Netanyahu se salvó en el último momento. El primer ministro israelí logró anoche dos semanas de respiro político, al eludir con una artimaña parlamentaria una operación de acoso y derribo de la oposición, que pide la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas. En pleno debate político, continuó ayer extendiéndose en Cisjordania la revuelta palestina, que reclama la libertad de los presos políticos. Los nuevos incidentes se saldaron con un muerto y más de medio centenar de heridos.
El Parlamento israelí inició ayer por la tarde un debate sobre el proyecto de ley de disolución de la Cámara y la celebración de elecciones anticipadas que, de haber sido aceptado, hubiera podido suponer la caída del Gobierno de Netanyahu y la convocatoria de comicios en un plazo de sesenta días. La iniciativa estaba impulsada por dos partidos de la oposición: el Partido Laborista y el frente pacifista del centro izquierda Merets, que el pasado mes de julio lograron que la Cámara aprobara en primera votación el proyecto de ley.Las fuerzas políticas de la oposición pacifista y de izquierdas, en minoría en la Cámara, tenían el triunfo en sus manos, ya que contaban desde ayer en la Cámara con una mayoría de 66 escaños frente a los 54 gubernamentales, sobre un total de 120, gracias a la inesperada e incondicional ayuda de cinco diputados disidentes de la extrema derecha religiosa, que habían manifestado su decisión de hacer caer a Netanyahu y convocar elecciones anticipadas, antes que correr el peligro de continuar avanzando en el proceso de paz. "Si quieren hacer caer al Gobierno, que caiga. No sé si tengo 61 miembros de la Kneset. Ya lo veremos. Pero tengo unos pocos principios sólidos y por ellos estoy preparado para que la opinión pública me juzgue por ellos", había asegurado Netanyahu a primera hora de la mañana en tono de reto.
Pero Netanyahu no estaba dispuesto a morir fácilmente. A primera hora de la tarde, al iniciarse la sesión parlamentaria, ordenó a su ministro de Agricultura, Rafael Eitan, que bloqueara con un largo discurso la votación, dándole así al primer ministro tiempo para buscar una salida; una artimaña parlamentaria procesal, por la que logró en un último momento paralizar el debate al menos durante 15 días.
La operación de salvamento del Gobierno Netanyahu corrió a cargo de los diputados ultraortodoxos, que presentaron a las nueve de la noche, de acuerdo con el primer ministro, una moción de confianza contra éste, que en razón de las reglas parlamentarias pasa por delante del proyecto de ley de elecciones anticipadas, que queda así aparcado hasta que se resuelva el nuevo contencioso. El primer ministro israelí tratará durante estas dos semanas de salvarse del naufragio llamando a la disciplina a los diputados de su partido, el Likud, pero sobre todo tratando de buscar el apoyo de las organizaciones nacionalistas religiosas y del movimiento colono, a los que ha hecho importantes concesiones en las últimas semanas, incluida la congelación de los acuerdos de Wye Plantation, lo que le ha enfrentado con Clinton.
Netanyahu afronta además una importante movilización palestina para reclamar la libertad de los presos políticos pactada en Wye. La protesta, que se extiende ya a la práctica totalidad de Cisjordania, se saldó ayer con un muerto en Abu Dabis. Incidentes similares, aunque sin este resultado trágico, se produjeron en las calles de Nablús, Belén, Hebrón, Al Bireh, Tulkarem y Setif, donde se manifestaron en total más de 5.000 personas. En Nablús los disturbios derivaron en un intercambio de disparos entre policías palestinos y milicias armadas del partido gubernamental Fatah, que se saldó con cuatro heridos.
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