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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

'Habemus' TC

DIEZ MESES después del plazo marcado por la ley y tras más de un año de negociaciones (o lo que fueran) entre los principales partidos de España, populares y socialistas alcanzaron ayer un acuerdo para completar la lista de cuatro magistrados del Tribunal Constitucional que debe elegir el Senado.Pocas cosas resultan más desmoralizadoras para los ciudadanos que quienes hacen las leyes sean incapaces de cumplir un mandato constitucional. El espectáculo es aún más lamentable cuando se proyecta sobre el órgano encargado de velar por el cumplimiento de la Constitución una imagen no ya demasiado politizada, sino de sectarismo partidista. Todo ello pone en evidencia que los dos primeros partidos de este país no han sido capaces de encontrar un mecanismo negociador que garantice una renovación equilibrada y en plazo del Tribunal Constitucional.

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PP y PSOE pactan tras diez meses la renovación del Constitucional

En este organismo no se producen los alineamientos políticos que han venido dándose en el Consejo del Poder Judicial. Ello hace especialmente absurdo el empecinamiento en colocar magistrados por el criterio único de afinidad ideológica. Que la negociación la hayan llevado durante un año los jefes de gabinete de los jefes de los partidos tiene poco sentido. Si se trataba de la cuota del Senado, era en esa Cámara, con el impulso de su presidente (que ha estado lamentablemente pasivo), donde debió buscarse el acuerdo. Sobre la base de nombres aceptables para los dos partidos, más que entre los más afines a cada uno.

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