PNV y PSE se conceden hoy la última oportunidad para gobernar juntos
Socialistas y peneuvistas son conscientes de que se les acaba el tiempo. Ninguno de los dos partidos quiere perder más horas en un diálogo que sólo constata desacuerdos. La reunión que las delegaciones de ambas formaciones celebran es definitiva. Si llegan a un punto de encuentro en la pacificación, seguirán adelante. En caso contrario, la Asamblea Nacional del PNV del viernes próximo dará luz verde al diálogo con Euskal Herritarrok.
PNV y PSE están asimilando que su futuro está lleno de incógnitas. Los peneuvistas se ven abocados a un Gobierno formado exclusivamente por nacionalistas y a expensas de EH, que se niega a entrar en el Consejo y prestaría apoyos parlamentarios concretos. Es el escenario que menos agrada al candidato a lehendakari, Juan José Ibarretxe, y el que intentará evitar en un último esfuerzo negociador.Fuentes de la dirección del PNV reconocieron ayer que "no se le puede imponer a Ibarretxe un Gobierno que no desea", aunque aseguraron también: "Si optamos por un Ejecutivo en minoría no nos va a temblar el pulso".
Por su parte, los socialistas están dispuestos a pasar a la oposición durante cuatro años con tal de no pasar por el aro de la Declaración de Lizarra. Sin embargo, eso supone abandonar el poder institucional y quedar en el lugar real que les concedieron las urnas: la cuarta fuerza política vasca. En las cuatro horas de reunión de su Ejecutiva de ayer coincidieron en interpretar que el PNV "ha hecho un paripé, dando la sensación de negociación sin negociar".
El PNV tiene muy claro que el plan de paz del lehendakari Ardanza, es el punto mínimo de partida para la pacificación. Además, exige a los socialistas vascos que amarren a la dirección nacional del PSOE para que los acuerdos que salgan de los contactos con HB vinculen a la organización federal del partido.
A su vez, los socialistas consideran que Euskadi y sus instituciones son una cosa y las del resto del Estado otra. No aceptan la vinculación automática de los acuerdos de un escenario vasco a uno estatal, aunque sí estarían dispuestos a establecer una negociación con las instituciones centrales. Tampoco aceptan la exigencia de que el PSOE quede sometido a los pactos que se puedan adoptar en esa nueva mesa de diálogo "sin límites y sin exclusiones". Así, piden expresamente que el Gobierno vasco lidere la política de pacificación y no quede en manos de los postulados partidarios que puedan esgrimirse en ese nuevo foro.
Tras la reunión de la ejecutiva socialista, la portavoz y miembro de la comisión negociadora, Rosa Díez, pidió expresamente al PNV que entre de lleno en la negociación. "Lo que nos ha pedido hasta ahora el PNV es un contrato de adhesión a su documento. No ha habido una oferta de negociación", matizó. Los socialistas creen que contrasta la voluntad de Ibarretxe de formar un Gobierno de pluralidad con el trágala de la comisión negociadora.
Mientras tanto, los populares daban ayer por hecha la ruptura de los contactos entre nacionalistas y socialistas y auguraban un lehendakari "teledirigido desde Sabin Etxea [sede del PNV] y rehén de ETA-HB", según el presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz.
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