La Carta Municipal de Barcelona entra en la recta final para ser aprobada en el Parlament
La Carta Municipal de Barcelona, la ley especial que dotará a la ciudad de más competencias, entró ayer en el Parlament para su aprobación definitiva, tras 10 años de gestación. El inicio de su tramitación parlamentaria estuvo marcado por una comparecencia del alcalde de Barcelona, Joan Clos, y de los representantes municipales que negociaron el texto en la comisión mixta Ayuntamiento-Generalitat. Clos afirmó que la Carta -incluida la parte que deberá ser discutida y aprobada en el Congreso- puede ser aprobada en unos meses.
El acto no estuvo exento de cierto aire solemne y, antes de que se iniciara la sesión de la comisión de Organización y Administración del Parlament, Joan Clos y todos los representantes municipales posaron para hacerse una foto de familia en la Sala de los Pasos Perdidos del Parlament. No era para menos: la gestación de la Carta Municipal ha sido muy larga, ya que la discusión sobre la mejora del marco competencial de la capital de Cataluña se inició 10 años atrás. Todas las fuerzas políticas municipales aprobaron el texto por unanimidad en julio de 1997. Tras sufrir un periodo de nueve meses de parálisis, la comisión mixta Ayuntamiento-Generalitat consensuó el texto que ayer emprendió el trámite parlamentario. Un trámite que, en principio, se presume breve, puesto que el proyecto de ley de la Carta Municipal se tramitará por la vía de urgencia El texto entró el pasado martes en el Parlament y el plazo de presentación de enmiendas finaliza el próximo viernes. Sólo Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha manifestado expresamente su intención de presentar enmiendas. El Parlament se pronunciará sobre una parte de la Carta Municipal. Concretamente, la que se refiere a aspectos de competencia autonómica. Pero los cambios en materia de régimen financiero, seguridad, infraestructuras y justicia que comporta la Carta deberán ser discutidos y aprobados en el Congreso, puesto que requieren modificar leyes generales. Esta segunda parte, en opinión del alcalde, tampoco tiene por qué demorarse demasiado: "En unos meses se podrá tener toda la Carta aprobada", dijo. El Ayuntamiento cree que es muy posible que la Carta se apruebe en su totalidad antes de las elecciones municipales. El alcalde no descartó ayer que pudieran convocarse elecciones a consejeros de distrito -una de las principales novedades en cuanto a participación de la Carta-, aunque matizó que en la decisión "primará el consenso sobre la inmediatez". "No ha sido fácil, pero damos por bien empleado el tiempo", señaló Clos al inicio de su comparecencia, en la que subrayó que "se trata de la Carta de la democracia", puesto que sustituirá al precedente de ley especial para Barcelona de la década de los sesenta. El alcalde precisó que espera que la misma unidad que se consiguió alcanzar en el Ayuntamiento de Barcelona se pueda lograr en la tramitación parlamentaria. De hecho, la única formación que no se ha pronunciado es ERC, al perder los dos concejales que tenía -Pilar Rahola y Agustí Soler-, que han pasado a representar al Partit per la Independència (PI). El alcalde destacó la importancia política de los contenidos de la Carta Municipal para reforzar la autonomía local, el principio de subsidiariedad y la capacidad de gestión del municipio. La intervención del alcalde fue seguida por la de los diputados parlamentarios. Todos, sin excepción, destacaron que se trata de una ley "muy esperada". Jaume Bosch (Grupo Mixto) señaló que se trata de un instrumento "innovador y pionero". Jordi Portabella (ERC) matizó que su formación no renunciaba a defender algunas de las enmiendas presentadas. Desde Iniciativa per Catalunya, Imma Mayol señaló que la aprobación de la Carta debería marcar "una nueva etapa de complicidad entre las administraciones. Debería servir de marco de un nuevo modelo de relación entre la Generalitat y el Ayuntamiento". Josep Curto, del Partido Popular, subrayó que la Carta es un ejemplo de como se superan las discrepancias políticas. Joaquim Nadal también destacó lo que puede dar de sí un buen debate político; y desde Convergènica i Unió, Ramon Camp reafirmó que abre un terreno nuevo de colaboración entre administraciones.
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