Empleo y competitividad
Si Telefónica, la empresa insignia de la industria española en facturación y beneficios, dirigida por un amigo del presidente del Gobierno, fija como objetivo principal de su actividad, en su momento más boyante, la reducción del 17,5% de su plantilla total, nada menos que 11.000 empleados, incluso aunque tenga que pagar 27 millones por cada empleado eliminado de plantilla, como si de desechos improductivos se tratase, ¿qué podemos esperar en cuanto a empleo en el resto de las empresas? ¿Cómo nos van a convencer el Gobierno o la patronal de que tienen voluntad política para crear empleo? ¿Quién ha dado tanto poder a estos ejecutivos agresivos, cargados de masters en gestión (de la riqueza para pocos), en ingeniería financiera (léase especulación pura y dura), en administración (amiguista) de empresas, en reducciones de costes y en rendimientos por empleado? ¿No hay nadie que se dé cuenta de que cuantos más vayan tirando a la cuneta menos personas tendrán para comprar los bienes y servicios que se supone que estas mismas empresas tienen que vender?-
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