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Reportaje:

El deporte de las plusvalías

El PP ha regalado' al Real Madrid y al Atlético de Madrid más de 10.000 millones de pesetas en operaciones urbanísticas

José Manuel Romero

En la liga de las recalificaciones urbanísticas, los dos grandes, Real Madrid y Atlético de Madrid, quedan siempre los primeros. Los gobernantes del PP, en el Ayuntamiento y en la Comunidad, han promocionado con entusiasmo el deporte de las plusvalías en estos últimos años. La promoción no ha sido gratuita, pues ha servido para llenar los bolsillos de los dos equipos principales de la capital con 10.000 millones de pesetas gracias a operaciones urbanísticas envueltas en la polémica.El Real Madrid abrió la puerta de esta cueva de la fortuna por una esquina de su estadio que, mediante algunas modificaciones urbanísticas aprobadas durante el gobierno de coalición CDS-PP en el Ayuntamiento de Madrid (1989-1991), se convirtió en un emporio comercial.

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La operación dejó algunos beneficios al club, 2.000 millones de pesetas, y un centro comercial con restaurantes y supermercados a la ciudad: La Esquina del Bernabéu.

Cuando los políticos descubrieron el supuesto cambiazo ilegal (un espacio destinado a tiendas e instalaciones relacionadas con el deporte se había convertido en un hipermercado rodeado de comercios) abrieron una investigación, prometieron duras sanciones y hasta barajaron cierres cautelares.

Tras varios meses de mucho ruido se archivó el caso. Fue el primer símbolo de una nueva era donde el patrimonio deportivo de los equipos de fútbol, hasta ese momento sin valor económico alguno, pasaba a ser un filón de oro.

El deporte de las plusvalías se abrió un hueco en los despachos de los organismos públicos donde se decidía la política urbanística de la ciudad.

Jesús Gil y Gil, presidente del Atlético de Madrid, acudió pronto a uno de esos despachos con un proyecto colosal bajo el brazo: recubrir el estadio Vicente Calderón con una nueva fachada comercial de miles de metros cuadrados.

Proyección internacional

El dirigente rojiblanco pedía lo mismo que el blanco: una compensación económica empaquetada como operación urbanística a cambio de la imagen y proyección nacional e internacional que su club regalaba a Madrid. Los concejales se asustaron ante la atrevida idea arquitectónica y empezaron a estudiar otras soluciones urbanísticas menos agresivas, aunque suficientemente rentables para calmar las ansias del Atlético de Madrid.Con el negocio rojiblanco en proceso de tramitación, el Real Madrid abrió, a principios de 1995, otro frente para rentabilizar una nueva esquina, en esta ocasión situada en su Ciudad Deportiva, del paseo de la Castellana.

El club que preside Lorenzo Sanz consiguió que, unos días antes de las elecciones municipales (mayo de 1995), el gerente de Urbanismo, Pedro Areitio, firmase un documento clave para convertir un espacio de la Ciudad Deportiva en un complejo comercial de grandes dimensiones (muchos miles de millones de beneficio).

Cuando el Real Madrid pidió la licencia, el Ayuntamiento se la denegó y comenzó una larga batalla que el club dirigió hacia los tribunales.

El gobierno municipal mantuvo su criterio en los primeros meses de conflicto y argumentó que el Real Madrid había pedido la licencia fuera de plazo. Pero se rindió pronto y, para hacerlo, consiguió la ayuda inestimable del Gobierno regional, presidido ya por Alberto Ruiz-Gallardón.

Entre ambas instituciones acordaron comprarle al Real Madrid la controvertida esquina de la Ciudad Deportivo a un precio de piso de lujo: 4.500 millones de pesetas por 30.000 metros cuadrados de terrenos deportivos. Eso sí, los gobernantes del PP aclararon que, además de los 4.500 millones pagados, habían conseguido que el Real Madrid retirara su recurso en los tribunales y renunciará a sus derechos urbanísticos sobre la parcela.

Las dos instituciones prometieron levantar un gran Palacio de Deportes en esa finca. Se gastaron 4.500 millones por un suelo, aunque disponían desde siempre de terrenos públicos, suficientes y gratuitos, junto al estadio de La Peineta. Los mismos terrenos que Enrique Villoria, concejal de Obras, había elegido para levantar un "superpalacio de los deportes antes de 1999 como base de la futura Ciudad Olímpica", según declaró en julio de 1995.

El Real Madrid, entre 1992 y 1997, se había embolsado 6.500 millones de pesetas por dos gestiones urbanísticas redondas.

El Atlético de Madrid, mientras tanto, aún esperaba a que se resolvieran sus negocios con el Ayuntamiento. Por fin, mañana, lunes, dará el pleno municipal el visto bueno definitivo a la Operación Vicente Calderón. Sobre unas parcelas calificadas como zona verde antes de 1997, el Atlético de Madrid, propiedad de Jesús Gil y Gil, podrá levantar 30.200 metros cuadrados de viviendas de precio libre.

250.000 pesetas por metro

En el mercado inmobiliario, las consultoras aseguran que en esa zona se puede vender el metro cuadrado a 250.000 pesetas, con lo que el bloque residencial que podrá levantar Gil y Gil costará más de 7.500 millones de pesetas. A esa cantidad habría que descontar, según los expertos consultados, el 30% correspondiente a los precios de construcción y financiación de la obra (2.250 millones). Todavía quedarían 5.250 millones de pesetas.Pero el club rojiblanco niega que se trate de un pelotazo, pues a cambio de las viviendas tendrá que mejorar los accesos a la M-30 y construir un aparcamiento para 500 plazas. En el mejor de los casos, según los expertos, esas dos obras pueden costar 2.000 millones de pesetas. El beneficio, todavía, supera los 3.000 millones.

Entre rojiblancos y blancos, la Administración pública ha repartido, gracias al lápiz del urbanismo que todo lo puede, casi 10.000 millones de pesetas. Una cifra muy alejada de las políticas deportivas en la Comunidad de Madrid. El Ayuntamiento, por ejemplo, mantiene abandonado un velódromo de ciclismo que empezó a construir en Carabanchel (invirtió 1.000 millones), pero que se está arruinando por el paso del tiempo y la negativa del PP a gastar 800 millones que hacen falta.

Los mejores deportistas jóvenes de la Comunidad recibieron, en 1996, 30 millones de subvención regional, un 1% de lo que el Ayuntamiento ha permitido ganar al Atlético de Madrid por una recalificación de terrenos.

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