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El juez investiga grabaciones que implican a diez "mossos" en una agresión en la comisaría de Roses

Unas grabaciones entregadas por los Mossos d"Esquadra al juzgado de Figueres, que investiga el supuesto apaleamiento a un magrebí en la comisaría de Roses, revelan que al menos 10 agentes de la policía autonómica participaron, por acción u omisión, en la agresión. Pese a esta prueba, el Departamento de Gobernación sólo mantiene suspendido de empleo y sueldo a uno de los agentes. Tras conocerse los hechos, ocurridos entre el día 3 y la madrugada del 4 de agosto, se detuvo al principal responsable, Jordi Muñoz, y se suspendió de empleo y sueldo a otros siete agentes, a los que se levantó la sanción unas semanas después. Estos mossos han sido destinados a otras comisarías.

Fuentes del Departamento de Gobernación indicaron ayer que el levantamiento de la sanción cautelar a los siete agentes no fue consecuencia del resultado de la investigación policial, de la que nada ha trascendido. Los mandos de los Mossos d"Esquadra entregaron el informe al juzgado instructor junto con las grabaciones. Un portavoz de Gobernación indicó ayer que es habitual que se suspendan temporalmente medidas cautelares cuando hay un proceso judicial para dirimir responsabilidades, aunque esto no significa que al final no puedan adoptarse sanciones contra esos agentes. El portavoz oficial recordó que la primera interesada en esclarecer los sucesos de la comisaría de Roses es la propia Generalitat, de la que partió la denuncia del caso. Comentarios jocosos En la transcripción de las cinco cintas entregadas al juzgado, según La Vanguardia, aparecen registrados tanto el momento de la brutal agresión al magrebí Driss Zraidi, de 45 años, que le causó la fisura de cuatro costillas, como los comentarios jocosos que al respecto realizan los agentes. El documento constata la pasividad de los policías que en aquel momento estaban en la comisaría ante la violencia desencadenada por sus compañeros contra un detenido esposado. En las grabaciones se oyen los golpes secos y los gemidos del detenido, que suplica que dejen de golpearle. Uno de los mossos explica a un compañero la situación: "Se ve que han ido a identificarlo a Sant Pere [Pescador] y González lo ha puesto contra la pared para cachearlo, y se ve que se ha dado la vuelta y le ha pegado una castaña. Se han liado a piños y ahora lo han detenido por resistencia, atentado y no sé qué más; y ahora acaba de llegar de llegar el Driss aquí y comité de bienvenida...". Este comité es, presumiblemente, el que agredió a Zraidi al poco de su detención, que se produjo sobre las 10.30 horas del 3 de agosto, cuando todavía se encontraba esposado, y se repitieron durante la madrugada, después de que los agentes implicados se reincorporaron de nuevo al servicio. Uno de los agentes pregunta: "Se ha rebotado, ¿no?, el hijo de puta". Otro le responde que ya le han dado "una buena". Todas las comisarías de los Mossos d"Esquadra disponen de un avanzado y moderno sistema de grabación que registra todas las conversaciones que se llevan a cabo en las dependencias, así como las que se efectúan a través de radio y teléfono. Las celdas también están conectadas con el control central de la comisaría. Pese a que el informe de los Mossos mantiene que el día de la agresión a Zraidi no funcionaba el sistema de vídeo, resulta casi imposible que la paliza de la que éste fue objeto pasara desapercibida al resto de agentes de servicio en la comisaría. Driss Zraidi, con antecedentes penales y judiciales por robo y pequeños delitos, fue detenido por una patrulla de los Mossos d"Esquadra en Sant Pere Pescador (Alt Empordà) porque su vehículo circulaba en dirección contraria. La negativa del conductor a identificarse derivó en una pelea con los policías, en la que uno de los agentes resultó con la mano fracturada. El magrebí denunció las agresiones de las que fue objeto en la comisaría y por las que fue atendido en el hospital de Figueres.

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