El nuevo Zúrich en su histórica esquina
"Yo estuve el último día, antes de que lo cerraran. Vino mucha gente importante. ¿Y hoy, cómo es que no ha venido el alcalde?", preguntaba una clienta a uno de los atareados camareros que ayer volvían a estar detrás de la barra del viejo Zúrich. Aunque, de viejo, ya sólo queda el nombre. Ayer abrió sus puertas el renovado local en la misma ubicación de siempre, en la esquina de la calle de Pelai con la plaza de Catalunya. Pero integrado en un paisaje nuevo: en el edificio de El Triangle. A juzgar por el aspecto que ofrecía a mediodía, el nuevo café -que ha cumplido ya 75 años- tendrá tanto éxito o más que el que cerró las puertas en diciembre de 1996. El bar fue el que más se resistió a la piqueta que tenía que dar paso al proyecto de El Triangle. El aspecto del actual Zúrich, obra de los arquitectos Federico Correa y Alfons Milà, mantiene el aire del antiguo café porque el mobiliario y la decoración es, en cierto modo, una copia. Sólo que mejorada. Por ejemplo, el nuevo Zúrich es mucho más luminoso, ya que tiene tres grandes cristaleras con vistas a la terraza. Una terraza que sí ha experimentado cambios: en la esquina de la plaza con la calle de Pelai ha perdido mesas. "La normativa del Ayuntamiento pone un tope de ocupación de cinco metros", apuntaba Javier Valldeperas, hijo del propietario del Zúrich. Pero lo que ha perdido por el frente, lo ha ganado en la otra terraza: la orientada hacia el centro de la plaza de Catalunya. También se ha mantenido el altillo del café. "A la hora de derribarlo, se hicieron moldes exactos de las yeserías para poder así reproducirlas", apuntaba. La disposición de las mesas y los bancos también resulta familiar para el viejo cliente del Zúrich, ya que no ha cambiado. "Hoy han venido muchas caras conocidas, clientes de siempre", comentaba ilusionado el hijo del propietario. Lo que sí ha cambiado de ubicación y de tamaño es la barra, en cuyo interior los camareros se arremolinaban ayer en un trajín constante. Entre ellos, algunos peinando canas. "Son los mismos de antes. Fue una de las condiciones. Los camareros han recibido el subsidio del paro mientras se realizaban las obras y se han reincorporado. Bueno, ellos y algunos más que hemos contratado", comentaba Valldepera. Los propietarios confiaban ayer en el éxito de su nueva etapa. Respecto a la inauguración oficial, ésta se realizará en en el plazo de un mes. Mientras, ayer, la clientela valoraba el aspecto del nuevo Zúrich. "Es más alegre, tiene más luz y, sobre todo, no tiene el aspecto decadente del viejo", comentaba una mujer. Otra de las estampas que ha permanecido es la del limpiabotas. "Hombre, yo creo que lo que se ha conseguido es dar otro aspecto a este pedazo de cemento de edificio [en referencia a El Triangle] ", argumentaba un joven de mediana edad mientras miraba en dirección a la fachada. En la terraza, como siempre, gentes de paso -en especial extranjeros- leían o charlaban al aire libre.
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