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La ayuda a Brasil

Brasil es tan grande, sus conexiones internacionales tan extensas y su ejemplo tan notable, que sus esfuerzos económicos se han convertido en el centro del interés internacional. (...) Brasil, que es un país modernizado sólo en parte, cuenta con una sana e impresionante economía. Pero ésta necesita capital y es vulnerable al ruidoso nerviosismo de inversores y especuladores. Por tanto, el plan organizado por el Fondo Monetario Internacional y Estados Unidos no es suficiente para salvar a Brasil adelantándose a la crisis venidera con un enérgico préstamo de 41.000 millones y medio de dólares. El FMI echa un cable a los países que han gastado sus a menudo escasos recursos o a los que están pasando apuros. Esto es lo que ocurre con Brasil, donde el Gobierno democrático está haciendo un esfuerzo por hacer las reformas que sus acreedores exigen. (. . .) La propia reputación del FMI va sin duda por ese camino. Siendo una organización que utiliza con frecuencia procedimientos secretos y con un cariz tecnocrático y elitista, no es sorprendente que el préstamo a Brasil, tan esperado, se haya encontrado con fuertes críticas, así como con algunas optimistas aprobaciones. El debate es bienvenido. En la nueva economía global, todos proceden con mucho tiento. Tanto en Brasil como en cualquier otro lugar; el FMI no sólo intenta hacer progresos; también está reconstruyendo internamente la sociedad de una forma total, así como sus conexiones internacionales. Esta es la última revolución del siglo XX que se está llevando a cabo.

22 de noviembre

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