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El jueves se celebró un nuevo juicio contra la insumisión: se juzgó La Coruña a un insumiso de Gasteiz para el que el fiscal pidió una pena de casi dos años de prisión (22 meses) por el terrible crimen de ser insumiso. Dos años antes ya fue juzgado por insumisión y se le impuso una pena de cuatro meses de prisión. Ahora, debido a una serie de problemas legales, se le ha juzgado de nuevo por lo que, en caso de ser condenado, tendría que cumplir las dos penas completas. Además, como al no concederles a los jueces ningún derecho a juzgar su conciencia no se presentó al juicio, se enfrentará a una orden de búsqueda y captura, y al encarcelamiento, hasta la realización del nuevo juicio. Esto no es un caso suelto. Hoy en día, cuando la conciencia en contra del servicio militar y del ejército está cada vez más extendida, cuando el propio servicio militar está a punto de desaparecer, el Estado sigue reprimiendo la insumisión, sigue castigándola intentando aplastarla. Van a quitar el servicio militar y profesionalizar el ejército, y nos lo quieren vender como un avance. Es cierto que así no vamos a tener que malgastar una porción de nuestras vidas, ni vamos a tener que arriesgarnos a perderlas a manos de cualquier sargento Miravete; sin embargo, el principal problema no desaparece con ello. El ejército continuará; y con él, la lucha antimilitarista. Y aunque con la desaparición del servicio militar desaparezca en su actual forma, la insumisión aún sigue en pie.- . .