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La Audiencia afirma que el punki que mató a Alberto Guindo actuó en legítima defensa

Rafael Ballarín -el joven de Huesca acusado de matar en 1996 de una cuchillada a Alberto Guindo en la calle de Barquillo- ha sido condenado a cuatro años y nueve meses de cárcel. La Audiencia de Madrid le ha aplicado la eximente incompleta de legítima defensa y la atenuante de arrepentimiento espontáneo y ha reducido drásticamente los 18 años de prisión que pedía el fiscal. Ballarín utilizó la navaja para defenderse de las "patadas, golpes y empujones" que, de forma "inmotivada e imprevista", iniciaron contra él la víctima y sus amigos.

La agresión se produjo sobre las 5.30 del 1 de diciembre de 1996, cuando el acusado y su novia, ataviados con la típica estética punki, se cruzaron en la calle de Barquillo (Centro) con un grupo de seis jóvenes y uno de éstos espetó a la pareja: "Mira estos cerdos".Nada más lanzar ese insulto, la víctima y uno de sus amigos, Roberto Iglesias, comenzaron a "patear y golpear" al acusado y su novia, Valle de Francisco. E inmediatamente se "unieron" a ellos [en la agresión] "dos o tres amigos más". Uno cogió a la chica por el cuello, al salir ésta en defensa de Ballarín, y la apartó del lugar, cruzándose golpes entre ambos.

La sentencia señala que el acusado sacó y utilizó la navaja porque "temía por su vida" y para repeler la agresión de que era objeto por parte " de cuatro o cinco personas" que no cesaba de darles golpes y patadas. "Le estaban poniendo bien", confesó un testigo en el juicio, según refiere la sentencia, de la que ha sido ponente la magistrada de la Sección Segunda Susana Polo.

Aclara el tribunal que la navaja que portaba Ballarín es de las que habitualmente se utilizan en el Alto Aragón, donde reside el acusado, "para las tareas del campo", tal y como testificó en el juicio la alcaldesa de de Roda de Isabena, en Huesca, municipio de Ballarín. La hoja de la navaja homicida medía ocho centímetros.

Los jueces también justifican la reducción de la pena, si se compara con los 18 años de cárcel que pedía el fiscal, en que no hubo "una riña mutuamente aceptada", sino que fueron los amigos de la víctima los que iniciaron la agresión de forma "imprevista". El acusado asestó dos cuchilladas a Roberto Iglesias, uno de los agresores, y otra a Alberto Guindo, de 21 años, cuando éste forcejeaba con su novia. El tribunal ha fijado una indemnización de sólo seis millones porque entiende que la víctima contribuyó con su acción al fatal resultado.

Petición de libertad

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El juicio contra Ballarín concentró a varias decenas de punkis ante la Audiencia madrileñas durante el juicio, que exhibieron pancartas exigiendo la libertad del acusado. Los manifestantes sostenían que la víctima y sus amigos eran ultras y que Ballarín se había limitado a defenderse. Ballarín, que lleva dos años preso, saldrá en libertad a más tardar en abril, según explicó ayer su abogado, Endika Zulueta.Además de la eximente incompleta de legítima defensa, el tribunal también ha apreciado en la conducta del acusado la atenuante de arrepentimiento espontáneo. Y lo fundamentan en que, tras la reyerta, el acusado y su novia fueron en taxi a casa de ella, donde él pasaba el fin de semana, y que despertaron a la madre de Valle para contarle lo ocurrido y, de camino, avisar a la policía.

En ese momento, el acusado ignoraba que un miembro del grupo había muerto y otro tenía heridas graves. Se dieron cuenta de las consecuencias al día siguiente, domingo, por el Telediario. Fue entonces cuando Valle y su madre decidieron ponerse en contacto con el abogado de la familia, en Córdoba, y él decidió marcharse a su pueblo, Roda de Isabena, para buscar un letrado, después de facilitar su paradero. Ballarín fue detenido en Huesca el 3 de diciembre, tres días después de la reyerta, tras facilitar su paradero. No ofreció resistencia.

La legítima defensa, interpreta el tribunal, no es completa. Es decir, aun cuando no cabe exigir a una persona que está siendo pateada una reacción "reflexiva y de serenidad", sí es cierto que pudo utilizar el arma como elemento "intimidatorio". Opina el tribunal, y de ahí la pena, que Ballarín "se excedió de lo racionalmente necesario" al asestar "con gran ímpetu" tres puñaladas, "dos de ellas en zonas vitales". Por eso le ha impuesto tres años por la muerte de Guindo y un año y nueve meses por el "homicidio intentado" de Roberto Iglesias.

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