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Gobernación da por hecho el adelanto de la llegada de los "mossos" a Barcelona

Cada seis meses -una vez en primavera y otra en otoño-, representantes del Departamento de Gobernación y del Ministerio del Interior se ven las caras en la Junta de Seguridad de Cataluña. Superadas las durísimas batallas iniciales, cada vez más, las juntas son meros trámites donde las partes se comunican sus intenciones y aprueban acuerdos en un plácido ambiente. La junta de ayer aprobó convocar una nueva promoción de 785 alumnos de los Mossos d"Esquadra y supo de una novedad: que el encuentro de primavera sancionará el adelanto de la llegada de los mossos a las comarcas de Barcelona.

Los rectores de Gobernación habían diseñado un plan de despliegue de los Mossos d"Esquadra como policía ordinaria de Cataluña con competencias plenas en seguridad ciudadana y orden público. Este plan, pensado tal y como se expande una mancha de aceite, según gusta de explicar el consejero de Gobernación, Xavier Pomés, se ha aplicado en los despliegues de los Mossos en las comarcas de Girona y Lleida. La previsiones del plan fijaban un despliegue rural basado en la comarca y dejaban para el último lugar la llegada de la policía autonómica a las comarcas de la provincia de Barcelona, y para el último de los puestos, el despliegue de los Mossos en la ciudad de Barcelona. Se pensaba que cuando llegaran a los pueblos y ciudades de Barcelona, allá por el año 2008, ya tendrían experiencia suficiente como para abordar con garantías los problemas policiales que plantea una conurbación de más de tres millones de habitantes como la de Barcelona. Estas previsiones han variado sustancialmente. Los rectores del Departamento de Gobernación han corregido el tiro: la mancha de aceite se reserva para el despliegue de la policía de la Generalitat en las zonas rurales; y, junto a este modelo y de forma paralela, se efectuarán salpicaduras en las comarcas de Barcelona. La intención es que alguna comarca de Barcelona ya tenga a los Mossos d"Esquadra como policía ordinaria en el año 2001. Políticamente y por imagen le interesa al Gobierno de la Generalitat tener mossos en la provincia de Barcelona cuanto antes. Policialmente, también, porque una policía configurada para actuar en un ámbito rural como la de los despliegues comarcales de la actualidad poco tiene que ver con la de un cuerpo que actuará en ambientes urbanos en los que hallará una delincuencia más dura, más profesional. El adelanto en el despliegue en las comarcas de Barcelona permitirá a los agentes acumular experiencias y conocer los problemas que generan las zonas urbanas para afrontar con garantías el nuevo reto que les espera. Variará también el área de implantación cuando los Mossos lleguen a Barcelona. De la comarca se pasará a la ciudad o a la zona densamente poblada. Para dotar a los Mossos de recursos, Pomés cuenta con las policías locales. Para ello busca fórmulas de incorporación a los Mossos de estos agentes, que conocen el territorio urbano y sus problemas. Pomés, de nuevo, señaló ayer que la posibilidad de que entren agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil en los Mossos en tareas de seguridad ciudadana "no está cerrada, pero", se apresuró a añadir, "ni siquiera hemos empezado a hablar de ella."

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