¿Es deporte el ajedrez?
Fechas atrás, un lector aficionado al ajedrez reivindicaba la atención debida al ajedrez, presentándolo como "un deporte que dentro de poco va a entrar en las escuelas y que por sus características llega a crear mucha afición". De acuerdo en lo que se refiere a la belleza y al juego de estrategia y de inteligencia que han de demostrar dos contendientes con el movimiento de peones, alfiles, caballos, torres, reina y rey con sus distintas jugadas, sobre los sesenta y cuatro escaches o cuadrados del tablero.Más ¿es un deporte la práctica del ajedrez? Habría que recordar que el ajedrez se practica sentado y que en esta posición los jugadores pueden pasar varias horas; eso sí, con toda su atención puesta en la batalla que se desarrolla en el tablero. Hay quienes argüirán que el ciclismo, motorismo, equitación, automovilismo o remo también se desarrollan sentado y se le llama deportista al que los practica. Pero, unos más y otros menos, todos los practicantes de estos últimos deportes desarrollan y ejercitan algún o algunos músculos corporales, mientras que el ajedrez no desarrolla, ni ejercita músculo alguno. No faltará el eterno respondón y defensor del ajedrez que, a la afirmación de que se trata de un juego y no de un deporte, replicará que sí es deporte, por cuanto se practica y ejercita la gimnasia mental, tanto o más necesaria que la física para mantenerse y llegar a mayor en perfectas condiciones. Seguramente será así, aunque quizás los que se dedican a resolver crucigramas y jeroglíficos o juegan al mus tendrían que decir algo al respecto.- . .
Generosidad
Ahora, a los que dicen ser "nosotros los demócratas" les ha dado por ser generosos. Todo esto me suena a diseño de gabinete de psicología centralizado. Parece ser que tratan de abrir un foso de superioridad moral, algo así como hacer creer a los ciudadanos que se está generando una deuda nacional por parte de quienes, no hallando cauce de expansión soberana en la actual Constitución, piden adecuarla. Los tiempos están cambiados, los contenidos atmosféricos y sociales también, pero hay mentes y entes que se resisten a aceptarlo; generalmente coinciden con la de aquellos que tienen mucho que perder y poco que ganar. Los vascos no necesitamos de su generosidad, aunque sí pedimos al pueblo español la comprensión y el respeto que sus gobernantes no nos han sabido dar. Quizá antes de releer la Constitución habría que releer la historia sobre todo aquella que no está escrita.- . .
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