Disgustos

No ganamos, en más de un sentido, para disgustos; hasta en temas menores, como parece ser el precio de los hoteles (aunque para no pocos el hotel sea "incluso" para descansar, un artículo imprescindible, de primera necesidad). Como si no estuvieran ya bastante altos, ahora nos amenazan repetidamente con subirnos de nuevo los precios del hospedaje para pagar los derechos de autor de las televisiones. ¿Cabe mayor trágala? Es como si nos quisieran cobrar derechos de autor por la Biblia (o el libro de los mormones), que muchos nos ponen, sin pedir nuestra opinión, en las habitaciones. Que miren e imiten al extranjero, adoptando el pay per view, el pague quien y cuando lo usa, sistema de elemental racionalidad y justicia ya implantado aquí mismo en algunas instituciones.-