Los miembros del APEC clausuran su cumbre sin acordar medidas concretas contra la crisis
El Foro de Cooperación Económica de Asia y el Pacífico (APEC) cerró ayer su sexta cumbre anual de jefes de Estado y de Gobierno sin poder ofrecer medidas concretas para atajar la crisis financiera, con lo que ofreció una imagen de impotencia que se suma a la escasez de cohesión por falta de acuerdos. El primer ministro de Malaisia, Mahathir Mohamad, logró que en la declaración final se incluyera un párrafo sobre el control de los movimientos de capitales a corto plazo y una demanda a las agencias internacionales de calificación de riesgo para que revisen sus prácticas.
Las recomendaciones y las declaraciones de intenciones, pero sin ninguna medida concreta, se sucedieron en la Declaración de Kuala Lumpur, capital de Malaisia, en la que 21 jefes de Estado (o sus representantes) de países miembros del Foro se reunieron para estudiar propuestas que permitan superar las dificultades económicas.Tras la falta de acuerdos para acelerar el programa de liberalización, por la negativa de Japón y Corea del Sur a abrir sus mercados de pesca y productos forestales elaborados, los líderes decidieron concentrarse en la solución de las dificultades que atraviesan los países del sureste asiático, pero en este campo tampoco lograron concertar medidas o políticas comunes. El primer ministro de Australia, John Howard, sintetizó en una frase lo ocurrido en los dos días que ha durado la cumbre: "Las expectativas eran demasiado altas; ahora habrá más realismo".
El logro de Mahathir
No obstante, una de las preocupaciones de algunos de los países más afectados por los ataques especulativos a las divisas de la región sí ha aflorado en el comunicado final, pese a la oposición de los países más desarrollados, encabezada por Estados Unidos. Aunque el primer ministro australiano afirmó que "nadie habla de regular los flujos de capital", la declaración indica que se reconoce "la urgencia de examinar prudentemente la necesidad de reforzar las medidas de control para asegurar la seguridad de los flujos de capital".El primer ministro de Malaisia, Mahathir Mohamad, ha logrado, como anfitrión, no sólo que se incluyese este punto de vista, sino un llamamiento explícito a las agencias internacionales de calificación para que revisen sus prácticas. La necesidad de construir una nueva "arquitecura financiera internacional" ha permitido encajar las evidentes diferencias entre los países miembros.
Los 21 firmantes han alertado de la importancia de mejorar la transparencia y los parámetros que rigen las actividades de las instituciones privadas involucradas en los movimientos internacionales de capital, como bancos de inversiones, fondos de alto riesgo y otros inversores institucionales.
Aunque elogiaron los esfuerzos de los países que han emprendido programas de reforma y saneamiento de sus sistemas financieros y las contribuciones económicas de Japón, Estados Unidos y China, así como de las instituciones multilaterales (15.500 millones de dólares -2,2 billones de pesetas- entre todos), los jefes de Estado reiteraron una vez más la necesidad de que Japón no detenga ni retrase su plan de recapitalización y saneamiento de su sistema bancario.
En cuanto al enfrentamiento entre Estados Unidos y los Gobiernos de Malaisia, Vietnam, Indonesia y Filipinas tras el discurso del vicepresidente Al Gore, en el que reclamó el imperio de la democracia en Asia y apoyó abiertamente a los grupos opositores de estos tres países, la cuestión quedó en el aire y el primer ministro malaisio sólo expresó que no había tratado "asuntos de política interior con Gore".
Los jefes de Estado reiteraron su compromiso con la liberalización comercial en el área del Pacífico y admitieron que no calibraron bien los daños económicos y sociales que causaría la crisis en su anterior cumbre de Vancouver (Canadá).
Tras la lectura de la declaración final, el primer ministro australiano afirmó que es "demasiado pronto para decir que Asia ha superado la crisis".
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