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Tribuna
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El 'golem'

Para contrarrestar el progresivo desdoblamiento del centro de la ciudad, el concejal Herráez, don Sigfrido, ha tenido una idea, no se trata de una idea original, los concejales no están para eso, sino de una idea que ya había tenido mucha gente antes y que ya ha sido puesta en práctica en otras muchas ciudades, extranjeras y nacionales, aunque en dosis más moderadas. El invento consiste en rellenar los huecos de los ciudadanos fugitivos con inamovibles, fieles y sólidos ciudadanos de bronce que simulan leer el periódico sentados en los bancos de plazas "rehabilitadas" o apoyados al desgaire sobre una piedra dejada allí como por casualidad.Los ciudadanos broncíneos diseminados por acá y acullá tratan de transmitir una imagen de tranquilidad y normalidad, aunque por la rigidez de su pose y el color de su tez recuerdan más bien a las inquietantes esculturas humanas que nos legaron, muy a su pesar, los ciudadanos de Pompeya sorprendidos por la erupción del Vesubio.

Con el crepúsculo, las estatuas consiguen el deseado efecto mimético y se tornan aún más tétricas traicionando el espíritu de la iniciativa de don Sigfrido que con la erección de estas figuras de impasible ademán pretendía al parecer todo lo contrario.

El concejal declaraba el pasado domingo a este periódico que su idea era que las estatuas sirviesen de acompañamiento, para hacer compañía a los ciudadanos solitarios y no para darles un susto de muerte a los viandantes cortos de vista o pasados de copas.

Con la noche cerrada las estatuas se vuelven además nictálopes y perseveran en la lectura del diario en la más completa oscuridad. Las opiniones del vecindario de las plazas afectadas por los invasores son de lo más variadas y encontradas, predominando entre sus defensores la hipótesis de que son otros tantos monumentos al parado que escruta día y noche la sección de ofertas de trabajo.

En el otro bando, más numeroso pero más disperso, se las considera esculturas señuelo preparadas para atrapar ciudadanos de carne y hueso como si fueran perdices con reclamo, para que se sientan más acompañados y vuelvan a sentarse en los bancos de la plaza rehabilitada. Hay hipótesis mucho más truculentas y descabelladas como la que sostiene que debajo del bronce yacen ciudadanos de carne y hueso fulminados por un rayo divino cuando se regodeaban con los anuncios eróticos o que se quedaron fundidos de golpe ante la lectura de una noticia a la que sus ojos se negaban a dar crédito.

Por su ubicación y por el agujero que tiene en la barriga, la estatua de la plaza del Dos de Mayo es la que ha dado origen a las fábulas más disparatadas que hablan de androides extraterrestres que un día, cuando formen multitud, serán activados y controlarán la urbe al servicio de sus amos galácticos. A partir de cierta hora en la plaza del "Dosde" se puede escuchar cualquier cosa, cosas que nadie le repetiría en la cara a su autor, el escultor Félix Gallardo, que es instructor de artes marciales. Gallardo, que estudió en la Escuela de Artes y Oficios de la vecina calle de La Palma, hizo un agujero en la barriga a su criatura de la plaza para darle un toque "daliniano", más acorde según su opinión a la atmósfera un tanto surrealista del entorno, y no para ahorrarse material, aunque por ahora todavía no puede vivir de la escultura, de lo que se deduce que a don Sigfrido no le han debido salir muy caros estos monumentos al lector desconocido.

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Pero la más tenebrosa y más indigna de crédito de cuantas invenciones se escuchan por estos pagos indómitos es la que afirma que cada estatua es un golem, un monstruo primordial, cabalístico y cinematográfico. El golem más famoso resucitado en los anales del cine por Paul Wegener, era una grotesca criatura de barro animado que obedecía, teóricamente, las órdenes de su creador, un rabino de Praga. Fortalecidos por su paso del barro al bronce estos golems modernos, según tan peregrina hipótesis, se levantarán el día de las próximas elecciones municipales e irán a votar por sus creadores con una papeleta que sacarán de sus bocas. En la plaza del "Dosde" las alucinaciones están a la orden de la noche.

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