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AENA reconoce que las nuevas rutas sobrevuelan los chalés de una urbanización de San Sebastián

Vicente G. Olaya

La Granjilla, una urbanización de 150 chalés de San Sebastián de los Reyes, es el núcleo urbano más afectado por la puesta en marcha de la tercera pista de Barajas. Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) reconoció ayer que las nuevas trayectorias de despegue la sobrevuelan y que resultará "difícil" sortearla, porque los Ayuntamientos han urbanizado las zonas cercanas al aeropuerto sin tener en cuenta las expectativas de crecimiento de Barajas. AENA dice que los aviones pasan a unos 1.500 metros de altitud, pero los vecinos calculan que sólo a 200.

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Las aeronaves, según los datos facilitados ayer por AENA, sobrevuelan La Granjilla a una media de 5.000 pies de altura (unos 1,5 kilómetros), aunque los aviones más pesados (los Jumbo, por ejemplo) nunca alcanzan estas altitudes. El sindicato de pilotos (Sepla) reduce a 600 metros la altitud máxima que logran los grandes aparatos a su paso por La Granjilla, mientras que los residentes en la zona dicen que los ven pasar a menos de 200 metros.Los vecinos de La Granjilla afirmaron ayer a Servimedia que son capaces de leer, incluso, las letras de los aviones. José Antonio Llombart, presidente de la asociación vecinal, recuerda que el pasado domingo, a las 13.15, los sonómetros instalados por el vecindario registraron 101 decibelios al paso de un Jumbo. "Y no es el único", dice Llombart, que anuncia que La Granjilla y las cercanas urbanizaciones de Fuente el Fresno y Rosa Luxemburgo presentarán esta semana en el juzgado una denuncia contra el Ministerio de Fomento por incumplimiento de la Declaración de Impacto Ambiental. La declaración establece la prohibición de sobrevolar núcleos urbanos a tan baja altura.

Las rutas aéreas oficiales (ver gráfico) pasan a varios kilómetros de los núcleos más poblados de la zona norte, con excepción de la citada urbanización de La Granjilla, que es atravesada de sur a norte.

Pero esto no libra a otros núcleos de sufrir el impacto sonoro de los aviones, porque las trayectorias (rutas nominales) no son pasillos cerrados. AENA mantiene que la normativa internacional permite a las aeronaves desviarse hasta una milla (1,8 kilómetros) a ambos lados de la trayectoria oficial.

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Según los datos oficiales, el 5% de las aeronaves se desvía una milla, el 20% media milla y el resto se ajusta a la ruta. "Todo depende del tipo de aviones. Los más modernos no se salen casi nunca. Pero, los antiguos, como no llevan unos sistemas tan sofisticados, pueden desviarse más", señalan AENA considera que las nuevas tecnológicas reducirán en el futuro los desvíos.A estos hechos habría que unir que los pilotos, según Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea, han necesitado también un tiempo de adaptación. "Los primeros días registramos bastantes aviones que se desviaban de las trayectorias marcadas. Pero, poco a poco, el número se fue reduciendo. Hoy [por ayer], sólo ha habido una desviación" indican.

Sólo las aeronaves que no consiguen aterrizar a la primera, y que se ven obligadas a remontar el vuelo en el último momento (maniobras frustradas), sobrevuelan cascos urbanos. En concreto, las aeronaves deben pasar sobre La Moraleja y Alcobendas. AENA cifra "en un par de maniboras frustadas" las que se realizan cada mes en Barajas. Las trayectorias anteriormente descritas se producen cuando el viento sopla del norte. Cuando el viento viene del sur (en un 7% de los días), las aeronaves deben partir o aterrizar en sentido contrario al habitual. En este caso, los despegues se hacen en dirección Coslada. AENA, para evitar que las aeronaves pasen por encima de este municipio, ha obligado a las compañías a modificar las trayectorias de salida 12 grados hacia el este. De esta manera, los aviones cogerían altura en los descampados que existen entre Coslada y Torrejón.

Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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