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Los inspectores de desarme de Naciones Unidas reanudan hoy el trabajo en Irak

El primer grupo de 84 inspectores de la misión de desarme de Naciones Unidas llegará hoy a Bagdad, la capital iraquí, para reanudar la supervisión de las armas de destrucción masiva de Sadam Husein. Ayer trascendió que los principales colaboradores del presidente Bill Clinton en materia de asuntos exteriores le pidieron que no suspendiera el ataque que había lanzado el sábado contra Irak. Pero Clinton, al que sólo le apoyó su asesor de seguridad nacional, Sandy Berger, decidió que seguir con el ataque cuando Irak estaba cediendo provocaría duras críticas de la comunidad internacional.

Sin embargo, el jefe del Pentágono, William Cohen, aseguró ayer que el presidente iraquí había agotado su última oportunidad y que la próxima vez que incumpliera el mandato de la comunidad internacional sufriría un ataque sin ninguna clase de advertencia previa. "Creo que todo el mundo comprenderá que se trata del último aviso en lo que a Sadam concierne. Me parece que ya ha habido bastantes amenazas. No creo que sea necesaria ninguna advertencia suplementaria", declaró el secretario de Defensa.Como consecuencia de la rectificación de Sadam casi en el último segundo, los inspectores podrán reanudar hoy el trabajo en Irak. Goran Wallen, portavoz de la comisión especial de desarme de la ONU para Irak (UNSCOM), indicó ayer desde Bahrein, en los Emiratos Árabes Unidos, que el avión con 84 inspectores partirá hoy y el resto de los integrantes de la misión lo hará mañana.

El jefe de UNSCOM, Richard Butler, dijo el domingo que hoy martes se reanudarían los trabajos después de la luz verde de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU. Una de las primeras obligaciones que el régimen de Bagdad tendrá que cumplimentar se refiere a un documento sobre dispositivos capaces de ser rellenados con agentes químicos o biológicos que habían sido preparados durante la guerra que Irak libró entre 1980 y 1988 con Irán.

Más de 100 monitores y personal de apoyo fueron evacuados el miércoles a los Emiratos Árabes por razones de seguridad ante lo que parecía un ataque inmnente. Un primer contigente humanitario de la ONU, formado por 30 personas, aterrizó ayer en Habbaniya, 80 kilómetros al oeste de Bagdad, procedente de Jordania.

Se estima que el ataque contra Irak -que ya estaba en marcha cuando llegó a la ONU la carta en la que el ministro de Exteriores de Bagdad, Tarek Aziz, se plegaba a las exigencias internacionales- hubiera costado la vida a unos 10.000 civiles iraquíes, un factor determinante para que el presidente de EEUU decidiera suspender el ataque y dar una última oportunidad a una solución diplomática.

Tras enterarse de la carta de Aziz, tres asesores de Clinton propusieron seguir con el ataque. La secretaria de Estado, Madeleine Albright, el secretario de Defensa, William Cohen, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa, general Henry Shelton, consideraron que era el momento oportuno para la acción militar, dado el sólido apoyo internacional para un ataque y las posibilidades de sorprender a Sadam Husein, según informó ayer el diario The Washington Post.

Escasa credibilidad

A pesar de la decisión de optar por una salida diplomática al enfrentamiento, abunda el escepticismo en Washington sobre la credibilidad de las concesiones iraquíes. La interpretación generalizada de políticos, medios de comunicación y ciudadanos estadounidenses es que la crisis se ha cerrado en falso. En cualquier caso, el precio del petróleo volvió a caer ayer en los mercados internacionales tras suspenderse la acción militar.Los asesores del presidente Clinton dijeron ayer que las fuerzas desplegadas en la zona (más de 180 aviones de combate y 20 buques de guerra) se quedarán allí, preparadas para actuar si Irak no coopera completamente con los inspectores. "Nuestras fuerzas están allí, y están listas", dijo Berger. "No hay ambigüedad sobre lo que Irak tiene que hacer", agregó. Fuentes oficiales indicaron que los aviones que habían sido enviados a Irak para reforzar el dispositivo militar - más de 50 cazabombarderos, incluidos los F-117A Stealth- volverán a casa.

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