Los Gobiernos europeos pagan tributo al feminismo
El Ministerio de Economía de Holanda lo dirige una mujer que además es viceprimer ministro. Las carteras de Defensa y de Asuntos Exteriores de Finlandia están en sendas manos femeninas, y en Suecia, la mitad de los miembros del Ejecutivo son mujeres. Hasta aquí llegan las excepciones que confirman las reglas del juego en los gobiernos de la Unión Europea. La cuota no explícita, pero efectiva, reserva un mínimo del 65% de los ministerios a los hombres, que son los que ocupan las carteras duras.Las señoras ministras gestionan la cultura, la sanidad, los asuntos sociales y el medio ambiente. Las flamantes ministras de Italia y Alemania han tomado posesión de sus cargos en las últimas semanas alimentando las expectativas feministas. Sin embargo, el Gobierno de Gerhard Schröder sólo cuenta con cinco ministras de un Gabinete de 15, y el de Massimo D"Alema, seis de 26 ministerios. En definitiva, más ruido que nueces, como han valorado las profesionales de la política alemana de filiación socialdemócrata y verde, pues el hecho de que Alemania tenga ahora tres carteras femeninas más que con Helmut Kohl no colma sus aspiraciones.
De las cinco ministras del Gabinete, cuatro pertenecen al Partido Socialdemócrata, y una (Andrea Fischer, la de Sanidad), a Los Verdes. Las cuatro ministras del SPD ocupan las carteras de Justicia, Asuntos Familiares, Educación y Cooperación Económica y Desarrollo.
El nuevo Gobierno italiano, se vanagloria de ser uno de los más feministas de Europa, pero, aparte de que la cuota reservada a ellas es pequeña, sólo tres de las seis carteras femeninas son de primera categoría. La mujer a la que se ha confiado una de las carteras más importantes, la de Interior, es Rosa Russo Jervolino, de 62 años, que ya había ocupado cargos de responsabilidad en gobiernos democristianos.
El segundo cargo de relativa importancia que ha recaído en una mujer es la cartera de Cultura, Patrimonio y Deportes, que gestiona Giovanna Melandri. Esta mujer, nacida en Nueva York hace 36 años, casada y madre de un bebé, ha sido calificada como una izquierdista al champán por la afición a las fiestas y las buenas relaciones que mantiene con la jet del país.
Las ministras francesas, sin embargo, están dando al Gobierno de Lionel Jospin un juego político mayor del esperado. Pocos asuntos de actualidad escapan a las competencias de estas seis mujeres, situadas en la cuarentena, que dirigen cinco de los 14 ministerios del Gobierno de la izquierda plural francesa. Son ellas las que protagonizan en primera línea batallas políticas como la semana laboral de las 35 horas, la lucha contra el dopaje en el deporte, el estatuto para las parejas no casadas, las jornadas sin coches, la reforma escolar o la reducción de la publicidad en las televisiones públicas. La ministra de Empleo, Martine Aubry, es, además, la número dos del Gobierno y candidata natural a suceder a Jospin.
Mención aparte merecen, como siempre, los países escandinavos. Suecia ostenta la mayor participación femenina, el 50% de los ministerios, entre ellos, el de viceprimer ministro y otros ministerios importantes como los de Justicia, Asuntos Exteriores, Cultura e Industria. Dinamarca tiene siete mujeres en cargos ministeriales de un total de 20 ministros, que ocupan, entre otras, las carteras de Cultura, Asuntos Sociales y Educación, y Finlandia, que tiene el privilegio de haber sido el primer país nórdico que estableció el derecho de voto para la mujer y también el de haber tenido una mujer como ministra de Defensa, cuenta actualmente con seis mujeres en un Gabinete de 18 ministros, que ocupan, entre otras, las carteras de Exteriores, Defensa, Trabajo y Cultura.
En la vida política holandesa, la mujer está mucho mejor representada que en el resto de las posiciones del mundo laboral. Dos viceprimeros ministros son mujeres: Els Borst, de 66 años, que repite en Salud, y Annemarie Jorritsma, de 48, de Economía, un cargo durante años reservado a los hombres.
España sale bien parada en este ránking en términos matemáticos: cuatro de 14, sin contar al presidente Aznar. Sin embargo, ninguna de ellas ocupa una cartera de las consideradas duras, si bien el ministerio que dirige Esperanza Aguirre es uno de los de mayor presupuesto. La valoración de las ministras, en términos generales, están bajo mínimos, según los sondeos del CIS. Isabel Tocino, ministra de Medio Ambiente, es, de hecho, uno de los miembros del Gobierno peor valorados por los españoles.
A la cola quedan Austria, Portugal, Bélgica y Luxemburgo. Las mujeres con cargos ministeriales en el Gobierno belga son sólo dos, que ocupan las carteras de Asuntos Sociales y Empleo y Trabajo. Las cosas no son muy distintas en Luxemburgo. Aunque el número de ministras es relativamente elevado (tres con cartera y una influyente secretaria de Estado en un Gobierno de sólo 12 miembros), los analistas consideran imposible, al menos en el corto plazo, que una mujer ocupe la presidencia del Gobierno en un país tan conservador como el Gran Ducado.
En la escena política griega se mantiene un número de mujeres mínimo para garantizar lo políticamente correcto: tres, que no cuentan con el carisma de Melina Mercouri, pero a las que se les augura un futuro prometedor.
Tres mujeres son también las que forman parte del Ejecutivo de coalición austriaco, formado por 13 ministros. Asuntos de la Mujer, Protección al Consumidor, Asuntos Sociales, Salud y Educación son sus cometidos. Las cuestiones relativas a la igualdad de oportunidades no se dirigen, sin embargo, desde un ministerio, sino que tienen peso en todos los departamentos.
El Gobierno socialista que dirige António Guterres sólo cuenta con dos ministras (Salud y Medio Ambiente) de un total de 14 carteras, si bien estas mujeres coordinan dos frentes prioritarios del actual Gabinete portugués: la reforma de la sanidad y el convenio luso-español sobre los ríos.
La combativa e independiente ministra de Medio Ambiente, Elisa Ferreira, de 43 años, fue una de las candidatas portuguesas al Premio Mujer Europea. Por su parte, la ministra de Salud, María de Belém Roseira, de 49 años, ha sido duramente criticada por aplazar la urgente reforma de la sanidad en Portugal, si bien esa decisión debe atribuirse proporcionalmente al jefe del Gobierno y a los responsables de las áreas económicas, que no encuentran el momento adecuado para emprender una reforma más que necesaria.
Este reportaje ha sido elaborado con informaciones de
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