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Defensa artística y vecinal

Ferran Bono

Los frentes vecinales de oposición a diversos proyectos urbanísticos de la ciudad de Valencia utilizan, cada vez con mayor frecuencia, la representación artística para obtener sus fines. No se trata de una nueva aplicación. Desde tiempo inmemorial, el arte ha sido vehículo de expresión del impulso reivindicativo y liberador del ser humano. Pero la asociación entre el movimiento vecinal y la representación artística no deja de ser un fenómeno sorprendente, sobre todo si se tiene en cuenta la multiplicación de su uso. Al margen de la opinión sobre las distintas reivindicaciones de estas plataformas ciudadanas, que suelen adoptar como lema la expresión en valenciano de Salvem el... (el botánico, la huerta, los barrios de El Cabanyal y Canyamelar...), el denominador común a todas ellas es su preocupación por salvaguardar el medio ambiente, por conservar las construcciones de interés histórico artístico -que pueden ser los propios hogares-, en definitiva, por hacer más habitable la urbe para los ciudadanos o por luchar contra una planificación dictada por interes únicamente económicos. Ayer se inauguró una exposición en la Universidad Politécnica de Valencia titulada Estar en La Punta, en que se recogen las visiones de 16 fotógrafos sobre esta pedanía de la ciudad de Valencia donde la huerta compite por el espacio con las instalaciones portuarias y donde se prevé construir una zona de actividades logísticas que inclinaría definitivamente la competición del lado del Puerto de Valencia. La muestra es itinerante y llega a la institución académica tras ser exhibida en el Colegio de Arquitectos de Valencia. El fotomontaje de una gran montaña de contenedores apilados que se imponen sobre unas casas características de La Punta es orientativo del propósito de la muestra. Pero ésta también se detiene en los pequeños detalles de la vida cotidiana de los habitantes de La Punta, en su arquitectura, su entorno, en el efecto de las enormes torres de cable eléctrico sobre el paisaje de la huerta o en el perfil de color azul de la cúpula de la iglesia de la Purísima, sitiada por los rotundos y rectangulares contenedores de hierro. La exposición es una forma de visualizar las motivaciones que anidan en el colectivo encabezado por la Asociación de Vecinos La unificadora de La Punta y Acció Ecologista-Agró. En la organización de esta muestra ha participado el departamento de Escultura de la Facultad de Bellas Artes. También diversos profesores y alumnos de este centro forman parte del colectivo vecinal que promueve un proyecto de intervención artística en contra de la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez por los barrios de El Cabanyal y Cañamelar. Del 10 al 15 de diciembre, se realizarán numerosas intervenciones, entre otros lugares, dentro de las casas que serán derruidas. La idea ha sido bien recibida entre los vecinos, según relata Maribel Doménech, promotora del proyecto. "Algunos ofrecen el recibidor o cualquier cuarto que tengan disponible para hacer la instalación artística", comenta Doménech, quien destaca además la predisposición de numerosos artistas interdisciplinares (escultores, pintores, músicos, actores...) a colaborar en el proyecto. El Equipo Límite, Rocío Villalonga, Pepe Romero, Mau Monleón, entre otros, ya están trabajando en las actividades artísticas que tienen como finalidad "defender el patrimonio" y rechazar la construcción de "grandes edificios sin interés", añade Doménech. Es un proyecto con precedentes no muy lejanos. La plataforma en defensa de la gerencia pública del Puerto de Sagunto también ha realizado actuaciones artísticas en el interior de los terrenos ajardinados donde vivían los ingenieros de los antiguos Altos Hornos. Salvem el Botànic ha sido, por su parte, un referente en muchos sentidos de los nuevos movimientos vecinales. La iniciativa, por ejemplo, de sortear obras de arte fue todo un éxito.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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