"Los adultos necesitan los cuentos más que los niños hoy en día"
Ana García Castellano (Madrid, 38 años) se considera una profesional de la narración por vocación. Licenciada en Derecho "por equivocación" y vinculada al mundo de la literatura y del teatro, impartió la pasada semana un curso de cuentacuentos en Vitoria en el que mostró que las capacidades para transmitir historias "se encuentran en la propia voz, en los gestos y en el espacio", aunque cree que se trata de una cualidad intuitiva. Pregunta. ¿Dónde se encuentra la esencia de un contador de cuentos? Respuesta. Hay que descubrir el cuerpo. Sólo por los andares sabemos mucho de una persona, incluso cuál es su forma de hablar. Además hay que elegir una buena historia, que se teje entre el narrador y quienes le escuchan. La magia del cuento radica en esta interrelación. P. ¿Importa la técnica? R. Hay que ser un amante de los cuentos y la técnica tiene una importancia posterior. Las abuelas son extraordinarias contadoras y nunca han hecho un taller. Su secreto es que aman la historia, se la creen y la hacen suya. Ésa es la magia. Hay que ser sincero. P. ¿Siguen siendo los niños los principales destinatarios de los cuentos? R. No. Lo digo por experiencia. Los adultos necesitan hoy en día más que los niños esa comunicación que se establece con el cuento. Los padres se enganchan mucho más que sus hijos con las narraciones. Cuando actuamos en bares, tanto en Madrid como aquí, se abarrotan de gente de muy distinta condición; estudiantes, matrimonios, marujas... P. ¿Se recupera la tradición oral de los cuentos? R. Los medios audiovisuales nos han robado parte de la comunicación oral que ahora se está recuperando, y buena muestra de ello son las personas que están recopilando cuentos. Aquí, en el País Vasco hay bastante gente dedicada a recoger historias que se remontan hasta el siglo XIX. En las ludotecas siempre ha pervivido la llama, pero luego se llegó a perder, y ahora de nuevo renace con fuerza. P. ¿Hay que ser un poco actor para contar cuentos? R. Yo procedo del mundo del teatro. Pero los ancianos son grandes comunicadores y no han tenido estudios de expresión dramática o corporal. Tienen esa libertad interior que deja salir toda la historia. Muchas de esas capacidades las hemos ido cercenando, levantando barreras, de manera que el aprendizaje consiste en encontrar la forma de ser uno mismo. La búsqueda requiere una práctica para usar bien la voz y un reencuentro con el cuerpo. P. ¿Qué debe tener un cuento para llegar al público? R. Deben contar algo y que detrás de su mentira exista una gran verdad. Pueden ser cortas o largas, yo cuento desde El enano saltarín hasta Don Quijote, pasando por Atxaga o Cela. En todo caso el receptor es importante y la experiencia te lleva a adecuar los cuentos a cada tipo de público.
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