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Una empresa ofrece vuelos turísticos espaciales a partir del año 2001 por 14 millones de pesetas

"La pregunta no es si se puede o no desarrollar el turismo espacial, sino cuándo", ha afirmado Pat Dasch, director de la Sociedad Espacial Nacional en una entrevista en la cadena NBC. Esa fecha es el 1 de diciembre del 2001, la única fijada hasta ahora en el calendario espacial de viajes comerciales. Ese día, el Space Cruiser de Zegrahm-VelaTech, la empresa que tiene el proyecto más avanzado, despegará con seis pasajeros y dos pilotos en una nave conectada al elevador espacial Sky Lifter, que la soltará al llegar a los 50.000 pies de altitud. Entonces el crucero espacial encenderá sus dos cohetes para propulsarse hasta 328.000 pies, donde detendrá los motores e iniciará una caída libre en la que por espacio de unos minutos los pasajeros, equipados con trajes de astronauta, experimentarán la ingravidez. El aterrizaje de esta aventura de tres horas será horizontal.La industria civil aeroespacial de Estados Unidos está lista para despegar y, según la NASA, generará entre 10.000 y 20.000 millones de dólares anuales (entre 1,4 y 2,8 billones de pesetas). Por el momento, dos compañías privadas más compiten en la oferta de vuelos suborbitales de un día.

La conquista del espacio tiene un precio: los 98.000 dólares (13,9 millones de pesetas) del proyecto de Zegrahm-Vela Tech, en el que participan como asesores los astronautas Edwin Aldrin, que exploró la Luna en las misiones del Apolo, y Scott Carpenter, el segundo hombre que subió al espacio.

O 90.000 dólares (12,7 millones de pesetas) en el vehículo aún por diseñar de Space Adventures, la companía que ofrece vuelos a partir del 2002. Para Bill Lane, "la aventura merece el precio". A sus 79 años, el ex editor de Sunset Magazine ya se ha asegurado un puesto en el Space Cruiser.

En su informe sobre el turismo espacial, la NASA hace un llamamiento para "prestar atención y apoyo al desarrollo de la industria". Pero también pide cautela en la regulación de las normas de seguridad, citando que sus propios viajes conllevan un "riesgo de desastre" del 1%. Pero mientras la NASA y los pioneros de la industria ajustan el engranaje para el despegue, quienes han soñado con subir al espacio están más cerca que nunca de poderlo conseguir.

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