Campo Real, a la espera

Los municipios que rodean Barajas se oponen -excepto Madrid, que lo apoya con vehemencia- a que el aeropuerto sea ampliado. Consideran que cerca de medio millón de personas sufrirán en sus carnes el incremento del impacto sonoro que estas nuevas instalaciones provocarán en las viviendas cercanas.

El Gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón hizo una reserva de suelo en el municipio de Campo Real (a 25 kilómetros de Madrid) para un segundo aeropuerto con cuatro pistas, que permitiría alcanzar los 120 movimientos a la hora, frente a los 50 actuales de Barajas (75 en un futuro próximo). Pero su iniciativa no ha tenido el eco suficiente en el ministerio que dirige Arias-Salgado.

Fomento argumenta que levantar un nuevo aeropuerto cuesta cerca de un billón de pesetas y un mínimo de diez años de trabajos. Más barato (165.000 millones) es ampliar Barajas. Sin embargo, la puesta en marcha de la tercera pista no es suficiente para desatascar el aeródromo. Con la nueva lanzadera, el aeropuerto podrá asumir 75 movimientos a la hora. Pero las peticiones de permisos de vuelo superan ya los 90 diarios y más de 100 en verano.