El cante distinto de Estrella Morente
Otra vez Estrella Morente, la joven cantaora que se está haciendo un sitio de privilegio entre los grandes del cante. Bien venida sea, porque la verdad es que las nuevas generaciones de cantaores no parecen traer nada demasiado estimulante.Estrella Morente parte de una base de conocimiento y preparación incontestables. Es, antes que nada, una enorme aficionada. Cantaora de raza -pues ha vivido íntimamente lo jondo en su casa desde que nació-, llega a la profesión con un bagaje que otros no logran en toda una vida de trabajo. No sé si a ella le ha sido fácil, pero sé que a sus 18 años recién cumplidos tiene ya una madurez cantaora ciertamente insólita en los jóvenes cantaores.
La voz de Estrella es dulce, laína, de las que no rompen el techo por potencia y griterío. Tendrá que trabajarla aún bastante -pienso-, porque la experiencia en el manejo de los recursos expresivos vocales sólo se adquiere realmente en el ejercicio de la profesión. Tuvo algún problema Estrella Morente esta noche que perjudicó su recital. Al cantar sin megafonía, como es costumbre en el anfiteatro del Colegio de Médicos, en las transiciones de voz hacia los tonos medios y bajos, a veces era casi inaudible. Ella, como todos los flamencos que racionalizan a ultranza sus cantes, juega mucho con esos tonos, con los matices delicados de voz, y dice los tercios con un mimo que en ocasiones llegan al preciosismo.
Estrella Morente
Toque: Pepe Montoyita y Paquete Porrina. Percusión: Bandolero. Palmas y coros: Antonio Carbonell y Negri.Colegio de Médicos, 6 de noviembre.
Pese a esas dificultades, el público la oyó con un respeto imponente; ese respeto que sólo se dedica a las figuras indiscutibles. Estrella Morente va a serlo muy pronto, pues canta de maravilla, con gusto, con calidad, con la convicción que sólo da la propia conciencia de estar ofreciendo arte de primer rango. Estrella Morente canta, sobre todo, con personalidad, en un repertorio amplio que comprende desde las siguiriyas hasta la nana o los jaleos extremeños, de tal manera que lo suyo nos parece siempre distinto. Es un valor añadido.
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