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Pujol y Maragall efectúan el primer intercambio directo de golpes electorales El líder nacionalista emplaza al candidato socialista a que dé a conocer su programa

Pasqual Maragall existe. El presidente catalán y candidato nacionalista a la reelección, Jordi Pujol, pareció llegar a esta conclusión ayer al dejar de ningunear por primera vez a su rival socialista e intercambiar directamente algún golpe electoral con él. Pujol sugirió en la Val d"Aran que Maragall carece de programa electoral o lo esconde, y le emplazó a que lo dé a conocer. Maragall, que tampoco ha mostrado hasta ahora ninguna prisa por citarse cuerpo a cuerpo con Pujol, replicó desde la localidad leridana de Cellers que, si Pujol no adelanta las elecciones, en noviembre de 1999 el movimiento por el cambio que él lidera estará en condiciones de imponerse en las urnas catalanas.

Los líderes políticos catalanes dejaron de lado ayer la incógnita formal que pende sobre la convocatoria de las elecciones catalanas (marzo de 1999 es la fecha más probable, aunque no es imposible que al final se celebren en noviembre) y convirtieron el brillante sábado anticiclónico en una jornada inequívocamente electoral. Pujol acusó recibo por primera vez de la existencia de un contrincante socialista llamado Maragall. El presidente de la Generalitat cargó directamente contra el exalcalde de Barcelona en respuesta a la insistente demanda de explicaciones sobre un eventual adelanto electoral. El líder nacionalista declaró que Maragall "está dedicando mucho tiempo a pasear por Cataluña sin mostrar ninguna propuesta de futuro ni dar ninguna explicación sobre la visión que él tiene del país". Pujol disparaba así contra el eje central de la táctica preelectoral de Maragall, consistente en evitar saltar a la arena hasta que el calendario electoral esté claro. El candidato socialista y sus asesores recuerdan bien el error que cometió el nacionalista Miquel Roca en las últimas elecciones municipales de Barcelona y no están dispuestos a emularlo. Roca abrió su campaña por la alcaldía de Barcelona demasiados meses antes de la cita con las urnas en 1995, de modo que llegó a la decisiva recta final de la carrera cuando ya había quemado la mayor parte de las fuerzas, los argumentos, los recursos y los golpes de efecto de su arsenal inicial. Aunque la maquinaria electoral de Convergència trabaja desde hace ya algún tiempo con la vista puesta en el horizonte de marzo próximo, Pujol aguardará hasta la segunda quincena de diciembre para dar a conocer la fecha de los comicios. Una encuesta que recibirá en la primera quincena le ayudará a tomar la decisión definitiva. Maragall insistió ayer en Cellers en la cuestión del calendario electoral. El candidato socialista abogó por noviembre de 1999, que a su juicio es cuando los comicios deberían celebrarse "si se hacen educada y formalmente; es decir, cuando tocan en democracia". Pasqual Maragall consideró que si la cita con las urnas fuese en noviembre, el movimiento por el cambio que él está tratando de agrupar bajo su liderazgo tendría tiempo de consolidarse como una nueva fuerza política. Pero si se adelantasen a marzo, apostilló, está en condiciones de precipitar ese proceso. El candidato socialista subrayó que el PSC "es el partido más sólido de la alternativa y el que más ha hecho para que el cambio sea posible", motivo por el que el PSC estará al frente de dicho movimiento, en el que también cabrán "otras fuerzas de izquierda y muchos que no pertenecen a fuerzas políticas organizadas". El líder de Iniciativa per Catalunya, Rafael Ribó, insistió ayer por su parte en la reclamación de un acuerdo entre las fuerzas de izquierda para construir una alternativa política y social al Gobierno nacionalista de Cataluña. El dirigente de la sectorial sindical de IC, Simón Rosado, abogó por la consecución de dicho acuerdo, pero subrayó que IC ha de buscarlo desde la afirmación firme de su espacio político propio. Rosado reiteraba así el reciente mandato de los órganos de gobierno de IC de concurrir en solitario a las urnas; mandato que se produjo después de que Ribó fracasara en sus exploraciones sobre la viabilidad de una coalición electoral con los socialistas bajo el cartel electoral de Maragall. El PP busca votos socialistas El PP catalán tampoco desaprovechó las posibilidades electorales que brindaba el día de ayer. Los conservadores pretenden mejorar sus resultados en las autonómicas y las municipales de 1999 dirigiendo su mensaje electoral a los votantes socialistas que quieren "un modelo de sociedad alternativo al nacionalismo de Jordi Pujol y al seudonacionalismo de imitación de Pasqual Maragall", en palabras de su presidente, Alberto Fernández Díaz. Fernández Díaz declaró en Vilanova i la Geltrú que la política social y el empleo serán "la piedra angular" de su discurso electoral. El líder del PP catalán pidió a los dirigentes territoriales de su partido que dejen de lado "los debates estériles sobre la autodeterminación, la lengua, las selecciones catalanas o la Declaración de Barcelona". Fernández consideró factible un pacto entre CiU y el PP el día después de las elecciones, aunque "sólo si CiU da prioridad a las cuestiones sociales y no a las nacionalistas". Esta información ha sido elaborada por Luis Mauri (Barcelona), Sonia Mencia (Vielha) y Xavier Canalis (Vilanova).

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