"El jazz ya no es esa música hecha por tipos locos", dice el pianista Michel Petrucciani
El contraste entre el diminuto tamaño físico de Michel Petrucciani (Orange, Francia, 1962) y su enorme envergadura pianística roza lo radical. A cualquiera le costaría creer que este hombre acostumbrado a luchar contra una grave enfermedad ósea es dueño de una de las técnicas más brillantes de la escena del jazz. "Creo que es porque aquí todavía consideran que el jazz es una música difícil", dice, "pero prometo ser honrado y perseverante para seguir en la brecha y convencer al público español". Tendrá ocasión de conseguirlo hoy en el Auditorio Nacional.
Petrucciani es reconocido en toda Europa por su magno concepto orquestal del teclado, su fraseo refinado pero contundente y su envidiable cultura pianística. España es uno de los pocos países del continente que le queda por conquistar. Hoy se le podrá escuchar en Madrid en la modalidad de solo absoluto, formidable reto al que se enfrenta desde hace unos cinco años."Preparo mucho cada concierto", comenta. "Por supuesto, la improvisación es muy importante en el jazz, pero me gusta planear el repertorio de antemano para que cada pieza encaje con la siguiente y el recital forme una especie de imagen única de lo que quiero decir".
A pesar de que admite y utiliza con toda naturalidad el término jazz, Petrucciani preferiría ser recordado como un músico a secas. Sus gustos abarcan desde los grandes virtuosos de las 88 teclas, con Rachmanínov a la cabeza, a Bach, Mozart, Chopin y, por encima de todo, a los impresionistas franceses. "Su lenguaje me resulta muy familiar", afirma. "Mi pieza clásica favorita es el Concierto para piano y orquesta en sol mayor, de Ravel". Con todo, Petrucciani también suscribe esa idea ya compartida por muchos de que el jazz es la verdadera música clásica del siglo XX. " Me consta que la juventud presta cada vez más atención a esta música, que tiene la ventaja de ser plural, abierta y enemiga declarada del racismo", concluye.
Por otra parte, otro pianista en estado de gracia, Brad Mehldau, se asoma al Festival de Jazz de Ciudad Lineal con su último disco bajo el brazo, Songs: The art of trio, vol. 3, informa Fernando Neira. Con sólo 27 años, Mehldau ha reunido algunos de los epítetos más entusiastas del año gracias a su estilo profundo y emotivo, heredero de Bill Evans y Keith Jarret.
Michel Petrucciani. Auditorio Nacional (Ppe. Vergara, 146; metro Cruz del Rayo; 22.30). 2.000 a 4.000 pesetas. Brad Mehldau. Centro San Juan Bautista (San Nemesio, 4; metro Arturo Soria; 21.00). 900 pesetas.
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