30 lustros cuidando bosques
La desamortización de Mendizábal (1835) fue, para algunos estudiosos, una ley desafortunada que dio lugar a un desastre natural sin precedentes en España. De esta opinión es José Andrés Torrent, decano del Colegio de Ingenieros de Montes de la Comunidad Valenciana, quien asegura que estas leyes desembocaron en un auténtico "atentado ecológico", cuando grandes extensiones de bosques en manos muertas, es decir, en poder del Estado, de la Iglesia (en su mayoría a través de donaciones) y de la nobleza, se subastaron y pasaron a propiedad privada. "Una medida política para compensar la deuda externa de la nación que propició la creación de una nueva clase burguesa, que pronto encontraría en la tala de los bosques un nuevo beneficio económico", dice Torrent. Un pequeño colectivo de profesionales, incipiente en España en aquella época, se apercibió del desastre que se avecinaba e inició su particular lucha de presión ante las autoridades, hasta el punto de que el gobierno les prohibió hablar en público. Fueron el germen de los "primeros conservacionistas", según palabras de Torrent, que imparte clases de Ingeniería Hidráulica en la Escuela Universitaria de Gandia. Este centro universitario ha acogido esta semana la exposición itinerante 150 años de la ingeniería de montes en España, que el próximo 9 de noviembre se instalará en la Llotgeta de Valencia, aunque por el reducido espacio de esta sala cultural de la CAM sólo se podrá contemplar parte de la muestra. La exposición, que recorrerá toda España, conmemora, a través de maquetas, paneles y publicaciones, la implantación de la primera Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes en el año 1848, y la labor que estos profesionales han desarrollado a los largo de su historia en la gestión y defensa del Medio Natural Forestal. Fruto del trabajo de los primeros ingenieros forestales fue la creación del Catálogo de Zonas de Utilidad Pública en España, que en la actualidad continúa vigente. Estos profesionales del medio ambiente recorrieron la geografía española provistos de medios primarios de medición, a lomos de sus caballos o en carromatos para confeccionar el mapa de zonas de monte con el que consiguieron salvar de la destrucción más de diez millones de hectáreas de masa forestal del país. Hoy su labor se extiende también a la revegetación, la lucha contra plagas e incendios, erosión del suelo y a la mejora del ciclo hidrológico. Todos estos trabajos se pueden contemplar en la muestra a través de la reproducción en maquetas de proyectos como la fijación de dunas en Guardamar, formas de aprovechamiento del bosque, repoblaciones forestales, efectos de la desertización o programas de selviturismo, entre otros. Desde que hace 150 años se implantase en España la primera Escuela de Ingeniería de Montes se han conseguido reforestar más de 2,5 millones de hectáreas, y se han salvado de la tala cerca de 4,5 millones de hectáreas de dehesas de encinas. Estos profesionales del medio natural forestal han contribuido además en las declaraciones, entre otros, de los Picos de Europa, el Teide o la Sierra de Cazorla como parques nacionales, así como en la creación de hitos con las reservas nacionales, que han salvado de su casi segura extinción a especies como la cabra montesa o la cabra ibérica. Una importante labor que muchas veces choca con la falta de ayudas e inversiones que la Administración. "El 50% del territorio de la Comunidad Valenciana es forestal", señala Torrent, "pero a pesar de ello, la inversión que la Generalitat destinó el pasado año a este sector ronda los 6.000 millones de pesetas, unos 3.000 millones de pesetas en inversión directa. Una cifra equivalente al coste de dos o tres kilómetros de autopista", dice el ingeniero forestal. "Hoy por hoy no se está contando con los profesionales forestales para la gestión integral del monte", se lamenta Torrent, "la protección que no va acompañada de un desarrollo sostenible está abocada al fracaso".
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