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Blair lanza una campaña a favor del matrimonio y los valores familiares

El Reino Unido registra una tasa de divorcios del 40% de los enlaces

Isabel Ferrer

Los nuevos planes del laborismo en defensa de los valores familiares acaban de llegar a una sociedad, como la británica, que suma la mayor tasa de divorcios de Europa (cuatro de cada 10 matrimonios). Empeñado en demostrar que el matrimonio es el mejor estado para educar a la prole, el primer ministro, Tony Blair, ha dejado en manos de su titular de Interior, Jack Straw, la tarea de convencer a la ciudadanía de las ventajas de contraerlo. Las críticas no se han hecho esperar. Señalan la falta de visión de un Gobierno que promueve las bodas, pero corre el peligro de olvidar la pobreza, el mayor problema de muchas familias ya constituidas.

Interior ha hecho un esfuerzo por presentar la defensa del matrimonio como el ideal al que debe aspirarse, sin criticar por ello otros tipos de relación. "La pareja casada forma el mejor núcleo posible para los hijos. Los padres y madres solos o que viven juntos sin papeles también logran educarlos con éxito", ha dicho el ministro Straw, que es hijo de madre soltera, está divorciado y tiene dos hijos adolescentes.

Las estadísticas corren de momento en contra de los deseos gubernamentales. La tasa de matrimonios fue en el Reino Unido de 174.000 en 1994, la cifra más baja desde 1889. Los niños nacidos fuera del matrimonio sumaron en 1995 un 34%. Los padres solteros también han aumentado: una de cada cuatro familias británicas los tiene a la cabeza.

Ambicioso y de amplio espectro, el proyecto pretende sobre todo apoyar a las familias; buscar el equilibrio entre el trabajo y el hogar, y combatir la violencia doméstica y los embarazos adolescentes. Para lograrlo contará con la ayuda del nuevo Instituto Nacional para la Familia y la Paternidad. Concedido como una auténtica escuela de padres, aconsejará a las parejas acerca de la mejor forma de educar a sus hijos. Una línea telefónica permanente responderá a sus preguntas y hasta les remitirá a un especialista si es preciso.

No a las bodas rápidas

Para los jóvenes que deseen contraer matrimonio, el camino será menos llano que nunca. Las bodas civiles rápidas, que sólo requieren un aviso con 24 horas de antelación, serán suprimidas. La pareja deberá acudir en su lugar al registro para inscribirse y será advertida de la relevancia y repercusiones del paso que va a dar, cursillos prematrimoniales incluidos. Y para que no queden cabos sueltos, el Gobierno concederá rango legal a los acuerdos prenupciales que detallan el reparto de las posesiones de los contrayentes en caso de separación.Una vez formada la familia, los asistentes sociales y sanitarios verán ampliadas sus obligaciones. En lugar de visitar al bebé y comprobar si la nueva madre se encuentra bien, seguirán al pequeño en la primera infancia. Si se observan signos de maltrato, podrán alertar a las autoridades locales.

Si el divorcio resulta inevitable, el Gobierno brindará a la pareja la posibilidad de una conciliación. Podrán reunirse de nuevo tres meses antes de que comience el proceso judicial y en presencia de consejeros matrimoniales. Éstos tratarán de subrayar el efecto de la ruptura para los hijos y buscarán formas de arreglo.

Modélicos sobre el papel, los planes sólo servirán "para discriminar a las parejas sin hijos y entrometerse en la intimidad de todos los hogares patrios", según la oposición conservadora. Gingerbread, un grupo benéfico que promueve los derechos de los padres y madres solteros, ha alertado ya del riesgo que supone bendecir un solo modelo de familia.

A la comunidad homosexual tampoco le ha gustado nada que Jack Straw critique la adopción de niños y los tratamientos de fertilidad defendidos por sus miembros.

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