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Medio Ambiente autoriza con condiciones el funcionamiento de la tercera pista

Vicente G. Olaya

El ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, inauguró, a las seis de la tarde de ayer, la tercera pista del aeropuerto de Barajas. Arias-Salgado presentó ante los medios de comunicación la nueva lanzadera, de 4,4 kilómetros de largo, cuando sólo faltaban siete horas para que el primer avión la utilizase (estaba previsto que el primer vuelo despegase a la una de la madrugada y salió a la 1.45). Esta tardanza en anunciar la puesta en marcha de la pista tenía una razón evidente: el Ministerio de Medio Ambiente había aprobado el plan de aislamiento acústico de Barajas sólo unas horas antes de que Arias-Salgado apareciese en Barajas. El departamento que dirige la ministra Isabel Tocino había autorizado el funcionamiento de la tercera pista, pero puso seis condiciones para dar su visto bueno definitivo. La primera: que, hasta que una comisión de expertos -formada por técnicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y del Cedex (Centro de Estudios y Experimentación)- no revise la huella sonora presentada por Fomento, las zonas afectadas por el ruido seguirán considerándose las que señalaba la declaración de impacto ambiental de 1996. Es decir, para Medio Ambiente, las viviendas afectadas por la ampliación de Barajas no son 3.000, como calculó Fomento, sino 16.000. Y así será hasta que la comisión de expertos citada realice antes de seis meses "los estudios necesarios para evaluar la incidencia de las nuevas rutas y de la entrada en funcionamiento de la nueva pista. Estos estudios deberán estar basados en mediciones reales del ruido originado por las operaciones aeroportuarias".

En una nota oficial, el Ministerio de Medio Ambiente explica tajante: "No puede ser considerada como definitiva la nueva huella sonora [de AENA], ya que no parece que se hayan elaborado con el suficiente rigor los estudios y, por lo tanto, existen dudas razonables sobre las zonas de afección real, tal y como el informe del Cedex pone de manifiesto y el propio plan reconoce".

Por ello, Arias-Salgado fue ayer muy comedido cuando habló del plan de aislamiento acústico. "Llevamos 750 días cumpliendo la declaración de impacto ambiental y poniendo en marcha todas las medidas que la declaración de impacto tiene. Cuando comiencen a despegar los aviones, lo harán con los requisitos básicos de la declaración". Y añadió que la tardanza en aprobar el plan se debe a que "la huella del impacto del ruido siempre es muy discutible". PASA A LAS PÁGINAS 4 Y 5

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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