Londres rebaja su previsión de crecimiento al 1% o 1,5%
La economía británica crecerá entre un 1% y un 1,5% el próximo año, pese a que una cuarta parte del mundo sufrirá recesión, según pronosticó ayer el ministro de Economía del Reino Unido, Gordon Brown. En la presentación ante la Cámara de los Comunes del avance de Presupuestos del Estado para 1999, Brown subrayó que la inflación se mantendrá dentro de las previsiones establecidas por el Gobierno (2,5%) y que el Reino Unido cumplirá los objetivos de convergencia para la Unión Económica y Monetariaeuropea (UEM).
"El crecimiento económico del Reino Unido para el próximo año será del 1%. En marzo pasado pensamos que alcanzaría entre un 1,75% y un 2,25%", señaló. El ministro aseguró que se propone encarar "la ruta hacia una prosperidad duradera" con ayuda de sus próximos Presupuestos y subrayó la necesidad de "construir estabilidad" para hacer frente a la "gran incertidumbre" de la economía mundial.
Al euro, sin prisa
Brown es conocido por sus frases cargadas de intención. El camino señalado ahora desembocará presumiblemente en el euro, pero sin prisas. Cautela y prudencia fueron las dos cualidades prometidas por el ministro laborista para aumentar la productividad, promover la estabilidad y mejorar el mercado laboral.La sombra de la recesión planea sobre todo ello, pero Brown asegura que el Gobierno sólo aumentará la deuda pública para favorecer la inversión. Y que el próximo año, las cuentas públicas registrarán un superávit de 5.500 millones de libras (1,26 billones de pesetas).
Añadió que cumplirá todas sus promesas inversoras en educación y sanidad, "porque hicimos nuestras previsiones con un margen de error y no puede hablarse de agujeros negros en la economía nacional". La existencia de esos agujeros, término acuñado por la oposición conservadora, fue negada por Brown con una cifra concreta. Dijo que los 40.000 millones de libras adicionales destinados el verano pasado a mejorar la salud y las escuelas, "están a salvo a pesar del cambio operado en las previsiones del gasto público".
El Gobierno de Tony Blair se propone introducir una serie de bonificaciones fiscales para parados y trabajadores en activo, aunque David Blunkett, ministro de Educación, ya ha dicho que no está dispuesto a echar mano de sus fondos para financiarlas.
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