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La UE abastece a 3.000 bibliotecas rurales en Centroamérica

Miguel de Cervantes y William Shakespeare intentan adaptarse a la cálida humedad del campo centroamericano, tan castigado estos días por el huracán Mitch. Les acompañan escritores como James Joyce, Juan Ramón Jiménez, Rubén Darío, Juan Rulfo, Maquiavelo, Stevenson, Ernesto Sábato, Miguel Ángel Asturias o Goethe. Un proyecto patrocinado por la Unión Europea (UE) los ha llevado, junto a otros maestros de la literatura universal, a tres mil escuelas de Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica y Panamá. El programa de reparto de bibliotecas básicas, compuesto por 60 títulos, pretende no sólo paliar las carencias educativas que sufre esta castigada región, sino, además, alimentar una cultura de la paz.

"Centroamérica es un territorio sin bibliotecas. En las capitales hay algunas, pero en el medio rural son inexistentes. Nuestros maestros se encuentran con la paradoja de fomentar el hábito de la lectura en los muchachos, pero sin tener libros que ofrecerles". Éste fue el motivo, cuenta Sebastián Vaquerano, director de la Editorial Universitaria Centroamericana, Educa, por el que hace dos años pidieron apoyo a la UE para llevar libros a los lugares más desabastecidos.

La Comisión Europea dio su respaldo. No se trataba únicamente de apoyar la docencia y los programas de alfabetización de adultos. La región estaba cerrando un negro capítulo de guerras que arrasaron durante años Nicaragua, Guatemala y El Salvador, y el proyecto de bibliotecas se convertía en un ladrillo más de la reconstrucción sociopolítica de la zona.

Lectura y paz

"Vimos en él no sólo un instrumento de apoyo a la docencia. Fomentar el hábito de la lectura era también un medio de alentar la convivencia pacífica", explica Kenneth Bell, consejero de la UE para el desarrollo. La inversión de 600.000 euros (algo más de cien millones de pesetas) se fue concretando en la constitución de una colección básica de 60 títulos, que se distribuiría en 3.000 centros educativos (500 en cada país), seleccionados a partir de un diágnostico en el que participaron los Gobiernos centroamericanos.Además, un maestro de cada escuela recibiría un curso de capacitación en el manejo de técnicas bibliotecarias. Educa, que depende del Consejo Superior Universitario Centroamericano y que tiene su sede en Costa Rica, fabricó los libros, ilustrados por artistas de la región. También coordinó los cursos de capacitación. "No queríamos repartir cajas de libros sin más. Pretendíamos que esos libros fueran las semillas que hicieran florecer una biblioteca plenamente integrada en la comunidad", afirma Vaquerano.

El objetivo era que la colección reflejara la mayor diversidad posible de literaturas y pensamientos. Educa contó con la asesoría de seis intelectuales centroamericanos, entre ellos el escritor Augusto Monterroso, cuya antología está presente en la colección.

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