La capacidad de los "incapaces"

Dos mundos que tradicional y recíprocamente se dieron la espalda, la empresa y los discapacitados, empiezan a converger a raíz de los avances que se han sucedido en la educación, rehabilitación y recuperación de los minusválidos. La integración laboral de este colectivo constituye un avance indiscutible en la igualación de las relaciones sociales, como queda de manifiesto en el paulatino incremento de personas con deficiencias físicas y mentales que dan el salto al mercado ordinario de trabajo. El grupo Gureak, una entidad privada sin ánimo de lucro afincada en San Sebastián desde 1975, coordina la acción dirigida a la población deficiente mental adulta de Guipúzcoa. Es un elemento dinamizador que tiene diseminados por toda la geografía guipuzcoana 15 centros ocupacionales protegidos donde trabajan 2.200 personas. Gureak es la empresa matriz, un paraguas que ampara y gestiona todas las actividades asistenciales y de empleo en los sectores industrial y de servicios. Dos décadas de experiencia con los discapacitados han desembocado en una situación digna para un colectivo que históricamente ha estado al margen del mercado laboral. El valor de Gureak ha consistido en aprovechar las capacidades de los más incapaces. Sobre una población activa de 250.000 personas en Guipúzcoa, el 1% se ocupa en la órbita de esta entidad, en el ámbito del "empleo especial". La actividad principal de los talleres procede de la subcontratación y la diversidad de los trabajos comprende tareas como el ensamblaje electrónico; labores de envase y embalaje; dosificación y llenado de líquidos, grasas y sólidos; montajes y mecanizados; inyección y fabricación de bolsas de basura; empaquetado y manipulado de papel y cartón... En estos talleres ocupacionales trabajan grupos de 100 personas bajo la supervisión de un jefe de taller y un monitor por cada grupo de 12 operarios. La jornada laboral comienza a las 8.30 y termina a las 17.30, con dos intermedios para el bocadillo y la comida. Unos fabrican el teléfono Forma que comercializa Telefónica, otros preparan una pieza de Fagor para la antena de la televisión, otros manipulan una bisagra para una empresa de muebles de cocina, y la mayoría engarzan las arandelas de un llavero de plástico. Operan en cadenas de producción, sometidos a unos ritmos colectivos y cada cual con una misión concreta, aunque rotan periódicamente. La eficacia del proceso de producción está garantizada y certificada por el comité de calidad ISO 9002. La expansión de Gureak le ha permitido implantarse en el área de servicios, donde está emprendiendo a través de seis centros de trabajo dedicados al tratamiento informático de datos, la lavandería industrial, la publicidad directa, la limpieza de polideportivos, piscinas, oficinas o residencias, el diseño y mantenimiento de jardines, y la gestión de gasolineras, éste de reciente creación. Esta ramificación se ha acompañado de un crecimiento progresivo y constante, cuya cuantía tiene una medida de referencia: los 60 nuevos puestos de trabajo que se crean anualmente. El director general de Gureak, Iñaki Alkorta, sostiene que la demanda de empleo está satisfecha al 100%, aunque en algunos casos se produzca un compás de espera de un año. "La dignidad y la calidad del puesto de trabajo, los niveles retributivos asignados en contraprestación al trabajo que realizan estas personas y el desarrollo de las posibilidades de acceder finalmente a un empleo", subraya Alkorta, constituyen el eje motriz de la entidad. Esta dinámica tendente a acercar el trabajador minusválido a la empresa ordinaria ha dado sus frutos, ya que 18 personas han sido contratadas por la iniciativa privada, aunque reciben el apoyo del centro de empleo del que proceden. Gureak ha conseguido reducir su dependencia de las ayudas de la Diputación. "De cada 100 pesetas que recibimos, devolvemos 70 pesetas vía impuestos. Y no se puede ocultar la riqueza generada con los sueldos de nuestros más de 2.200 trabajadores", subraya Alkorta.