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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Ajalvir, ley seca

Ajalvir, a 22 kilómetros al este de Madrid, año de Nuestro Señor de 1998, casi 2.000 habitantes, una agricultura rica y numerosas industrias. Pero los moradores de esta villa están tristes. La reconocida habilidad tradicional en la pastelería y panadería no se lleva a cabo, ya que de los grifos no fluye agua. Las pequeñas industrias no pueden trabajar porque de las llaves de paso de las tuberías no surge agua, los jardines están tristes y descuidados, pues de los sistemas de irrigación no brota el agua.Los animales domésticos ven con asombro en su recipiente para beber cómo no se renueva su agua limpia con la frecuencia habitual.

La compañía de electricidad está pidiendo explicaciones a los técnicos por el bajón de demanda de electricidad, sin saber que durante las doce o más horas que suceden tras los cortes ya casi sistemáticos de agua potable, en las casas no se utiliza ni el lavavajillas, ni la lavadora, ni los calentadores eléctricos, ni las eléctrovalvulas, ni.... ¿Es preciso seguir? Y el Ayuntamiento, ¿qué dice? Nada, que es problema de la empresa consesionaria Sogesur. Y Sogesur, ¿qué contesta? Nada, que es una avería. Que ellos no tienen la culpa de que se produzca a las 20.00 y que desde 22.00 se corte el flujo sin previo aviso y que hasta las 9.00 del día siguiente no se pueda arreglar. Es una situación kafkiana, no te puedes lavar, no puedes usar el sanitario, no puedes limpiar tu casa. No es un asunto concreto; en esta semana se han producido dos cortes, uno de 11 horas y otro que en estos momentos, siendo sábado, lleva 18 horas sin que salga una gota del grifo. Los vecinos que llevan más tiempo aquí dicen que siempre ha sido así, que no se puede arreglar, pero yo, desde estas páginas, llamo a la rebelión, a la rebelión en las urnas para que a la actual alcaldía el día de la votación, en lugar de darle papeletas, le demos un buen baño. Si no son capaces de servirnos agua a nuestras casas, que lo digan y, antes de irnos, les demostraremos que no somos un rebaño de borregos a los que nos dan agua cuando a unos pocos les apetece.-

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