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Manifiesto contra el paro en la UE

Joaquín Estefanía

Tras casi medio año de negociaciones, los sindicatos y el Gobierno han llegado a un principio de acuerdo sobre el contrato indefinido a tiempo parcial, que intentará crear más empleo y reducir las horas extraordinarias. Este tipo de contrato está poco introducido en nuestro país (un 8% de los empleados lo utiliza, frente a un 17% como media en la UE). La patronal ha puesto pegas, por su supuesta rigidez, al texto elaborado. Como siempre, su éxito o fracaso no dependerá de la letra, sino de su aplicación.El contrato a tiempo parcial es una de las medidas que casi todos los expertos proponen para reducir el paro en la UE, que actualmente afecta a un 11% de la población activa, con un total de 19 millones de desempleados. También figura en el Manifiesto contra el paro en la UE (mencionado la pasada semana en esta columna), promovido por el premio Nobel de Economía Franco Modigliani, y asumido por un buen número de economistas, entre los que se encuentran también los Nobel Solow o Tobin. Este manifiesto fue discutido en la Convención Internacional Acabar con el paro en Europa, que se celebró a mediados del mes pasado en Brescia (Italia). Algunos de los economistas que se han adherido han hecho acotaciones con algunas reservas sobre el documento (por ejemplo, el francés Jean Paul Fitoussi ha puesto un asterisco sobre las políticas de oferta que menciona).

El manifiesto es un documento muy medido, lleno de matices, que no satisfará a quienes militen intelectualmente en algunos de los dos extremos en discusión: los que quieren una desregulación del mercado de trabajo a la americana, o los que intentan crear puestos de trabajo sin modificar el Estado de bienestar europeo. El texto parte de un reconocimiento: la tasa de paro de dos dígitos sólo existe en Europa, o más precisamente en los países que forman parte de la zona euro, en los que las políticas keynesianas han sido abandonadas. De hecho, Estados Unidos y los países europeos no pertenecientes a la zona euro registran tasas de desempleo sensiblemente inferiores.

Ello no lleva a los autores a pedir la vuelta al modelo keynesiano más clásico. Del lado de la demanda entienden que la estrategia a seguir para reducir el desempleo implica políticas que estimulen una amplia reactivación de la inversión -con mucho énfasis en la pública-, teniendo cuidado de no reavivar presiones inflacionistas y de no aumentar los volúmenes de deuda pública; para financiar esas inversiones sugieren que se utilicen en mayor medida que en el pasado los fondos estructurales de la UE. Modigliani y los otros firmantes creen que el paro requiere políticas comunitarias y no únicamente nacionales, como se dijo en las cumbres de Amsterdam y Luxemburgo. Y piden un papel más activo en este problema, modificando sus estatutos, del Banco Central Europeo.

El manifiesto critica las políticas de oferta que se han implantado hasta la fecha, que tienen por objetivo mantener la renta de los parados y proteger a aquellos que tienen un empleo para que no pierdan su puesto de trabajo. Entre las políticas equivocadas se citan explícitamente la legislación sobre el salario mínimo, la legislación sobre protección del puesto de trabajo y la proposición de reducir por ley la semana laboral a 35 horas, tanto en Italia como en Francia. Censuran la identificación que se hace de la flexibilización del mercado laboral como sinónimo del despido libre por parte de las empresas y plantean los incentivos al desarrollo del trabajo de rendimiento fijo y a tiempo parcial, haciendo olvidar la idea, "muy europea", de que por ocupación se debe entender sólo los puestos de trabajo indefinidos.Los firmantes defienden la complementariedad de las políticas de oferta y de demanda, que deben aplicarse de modo conjunto en todos los países de la UE para evitar fenómenos de desplazamiento de los trabajadores.

Flexibilidad sí, pero no una liberalización del mercado de trabajo inspirada en la existente en Estados Unidos. ¿Es el Manifiesto contra el paro una tercera vía laboral?

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