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El Teatro Negro de Praga presenta en Barakaldo "La bicicleta voladora"

El Teatro Negro de Praga, una compañía con 37 años de existencia, presenta en Barakaldo la obra La bicicleta voladora, un título que permite desplegar todo el poder de encantamiento de esta técnica teatral. La obra narra la historia de un joven fascinado por la capacidad de volar de los pájaros y obsesionado con crear una bicicleta voladora. El libreto y la música de La bicicleta voladora son obra del fundador y actual director de la compañía checa, Jirí Srnec. El montaje se representa mañana y el sábado en el Teatro Barakaldo (20.30). El teatro negro se representa sobre un escenario de ese color, en el que los actores, también vestidos de negro, resultan invisibles al espectador. Sobre estas bases se desata un juego de luces y movimientos, que permiten dar vida a objetos inanimados y crear un ambiente irreal y fantástico. Srnec, un hombre de 60 años que proclama orgulloso que sigue viviendo en "la Praga mágica", fundó el Teatro Negro en la capital de la República Checa en 1961. Desde entonces es el motor del grupo. La originalidad de sus propuestas parten de aplicar el principio de la cámara negra, que ya era utilizado en China desde la antigüedad y empleado habitualmente en los espectáculos de magos y en los inicios del cine fantástico. Sus montajes combinan la técnica básica del teatro negro con la pantomima y el ballet, y requieren un papel determinante de la música. Una imagen de la infinidad "Nuestro escenario representa una imagen de la infinidad", explica Srnec. "Es negro, cualquier movimiento que allí ocurra puede hacer desaparecer las fronteras entre lo vivo y lo no animado. Como en la vida misma, todo está puesto en marcha por una fuerza desconocida". El repertorio del grupo, con obras como Alicia en el país de las maravillas, juega siempre con la ambigüedad entre realidad y fantasía. La invisibilidad de los actores es el instrumento de Srnec para lograr una metáfora escénica. El público asiste en las representaciones a un alucinante baile de máscaras y objetos diversos, que aparecen y desaparecen. En casi 40 años de trayectoria, siempre con Srnec al frente de la compañía, el Teatro Negro de Praga se ha convertido en representante de la creación dramática checa en todo el mundo. Su historial acumula cerca de 200 giras por el extranjero y la participación en medio centenar de festivales de teatro repartidos por 40 países. Parte de su éxito radica en haber inventado una poética propia, que maneja como un valor de primer orden la creación de espectáculos para todos los públicos, que se adaptan por igual a la imaginación de los niños y los adultos. El domingo, el Teatro Barakaldo ofrecerá un recital lírico de la soprano portuguesa Manuela Costa y el pianista Rubén Fernández Agirre, con música de autores españoles.

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