La búsqueda de celacantos se extiende a todos los mares

El descubrimiento de celacantos (Latimeria chalumnae) en Indonesia varía la forma en que pensamos en estos fósiles vivientes. ¿En qué otro lugar podría haber celacantos ocultos? Y, ¿por qué son tan difíciles de encontrar? Hans Fricke, del Instituto Max Planck para Fisiología del Comportamiento de Seewiesen, Alemania, es quizá el mejor cazador de celacantos del mundo. Está entusiasmado con el nuevo hallazgo del biólogo marino estadounidense Mark Erdmann y sus colegas: "¡Es genial!", exclama. "¡Es un descubrimiento fantástico!".Aunque Fricke ha pasado algún tiempo en las Comoras grabando en vídeo a los celacantos en su hábitat natural, ha seguido su rastro por todo el mundo. Recuerda un reportaje sobre uno que cogió un pescador francés en 1995 en la costa del sur de Java (Indonesia). Pero también dice que vio unos objetos expiatorios de plata del siglo XVII que los conquistadores se llevaron de Suramérica y que tenían forma de celacanto. Así pues, podría haber una población oculta en algún lugar del Atlántico tropical.

Pero, ¿por qué no los hemos encontrado todavía? El pasaporte para la supervivencia del celacanto podría ser su hábitat inaccesible. Vive en cuevas y grietas, en profundas pendientes submarinas de islas volcánicas, a profundidades que, en cualquier caso, no ofrecen la facilidad de maniobra necesaria para explorar cerca de las paredes de los acantilados, y no digamos en el interior de cuevas submarinas. También es demasiada profundidad para los pescadores, a no ser que se especialicen en pescar en las profundidades submarinas y capturen celacantos por casualidad, como ocurre en las Comoras y, ahora, por lo visto, en Indonesia.

El que Fricke lograra filmar a los celacantos se debe en parte al hecho de que cuenta con un submarino diseñado para trabajar en las profundidades intermedias en las que viven los celacantos. La grabación que hizo en 1987 del curioso comportamiento del pez "que hace el pino" fue realizada utilizando un pequeño submarino que podía descender hasta 200 metros. En 1989, Fricke y sus colegas utilizaron un submarino que llegaba hasta 400 metros. Pero el pez siguió mostrándose esquivo. Esto, según Fricke, se debe a su costumbre de habitar en cuevas. "Simplemente, los pasamos por alto", añade.

Hay otras dos razones que explican por qué los celacantos son escurridizos. Una es que no se han buscado. Como sólo se les encontraba en las Comoras, la gente no buscaba en otra parte. Ahora que han sido vistos a 10.000 kilómetros de distancia, se empezará a buscar también en otros lugares. No será de extrañar que haya intentos de seguirles la pista en el Atlántico tropical, en los alrededores de Indonesia y en el Pacífico.

Tal vez se busque en el Mediterráneo. Jean Vacelet, del Centro de Oceanología de la Universidad de Aix-Marseille II, y sus colegas han explorado una cueva submarina en el Mediterráneo que, aunque se encuentra a relativamente poca profundidad, contiene organismos relacionados con mayores profundidades. Uno de los habitantes más curiosos de la cueva es una esponja carnívora. Según Peter Forey, del Museo de Historia Natural de Londres, experto en la evolución del celacanto, a menudo se reciben noticias sobre celacantos mediterráneos.

Entonces, ¿cuál será el próximo lugar al que Fricke llevará su submarino? Le pillé un día antes de la fecha prevista para partir rumbo a Nueva Zelanda, donde su submarino será ideal para el delicado trabajo a profundidad mediana necesario para reunir muestras gaseosas de volcanes submarinos. Pero siempre mantiene en el mar los ojos bien abiertos tanto para la biología como para la geología. El nuevo descubrimiento le hará observar aún más cuidadosamente, ya que descubrir celacantos relacionados con simas volcánicas a grandes profundidades submarinas no está "descartado".

Reproducción

La segunda razón de la timidez de los celacantos es que pueden ser verdaderamente poco comunes. Nadie conoce las dimensiones de la población de celacantos, hecho subrayado por el sorprendente descubrimiento del celacanto de Indonesia. Se sabe muy poco de su ritmo de reproducción. Por consiguiente, nadie sabe realmente si el pez está en peligro de extinción o no.Pero como sólo se había visto en un lugar -las Comoras- se tenía la idea de que vivían solamente allí y de que tenían más probabilidades de estar en peligro de extinción que si su distribución fuera más amplia. El nuevo descubrimiento podría llevarnos a considerar los celacantos como una especie común: sin embargo, incluso en las Comoras, es raro que un pescador capture alguno. Tal vez vivan en un amplio margen geográfico, pero estén muy poco extendidos. Fricke espera que siempre haya una población de celacantos, en algún lugar del mundo, que nunca sea descubierta y quede fuera del alcance de la explotación humana.

Nature News Service