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Condenado un vendedor de coches que se negó a tratar con "morenos, gitanos y moros"

El Tribunal Supremo lo inhabilita durante un año para el negocio de compraventa

"Yo no vendo a morenos como tú, ni a gitanos ni a moros". La actitud de Antonio Buendía Carmona, dueño de un establecimiento de compraventa de vehículos, hacia el portugués de color Miguel Bernardo Cardoso Nunes, que le había preguntado por el precio de un coche, le costará un año de inhabilitación para el negocio de compraventa con establecimiento abierto al público, según precisa una sentencia hecha pública ayer por el Tribunal Supremo.La sentencia, de la que ha sido ponente el presidente de la Sala Segunda, José Jiménez Villarejo, explica que la condena a Antonio Buendía, dueño de la compraventa que hay en la Vereda de la Cueva, en la pedanía murciana de Llano de Brujas, no se le impone por ser racista, sino "por haber denegado, en una ocasión, una prestación a una persona que tenía derecho a ella y haberlo hecho a causa de su pertenencia a una determinada etnia".

Por dicho motivo, el tribunal no ha tenido en cuenta cuatro contratos de compraventa de vehículos con los que el condenado trataba de probar que los compradores, por sus apellidos, podrían pertenecer a la etnia gitana, y otros documentos de los que cabría deducir que tuvo alguna vez un empleado de raza árabe.

El 31 de mayo de 1996, el portugués se detuvo en la compraventa de Buendía al ver un vehículo que le interesaba. Al preguntar el precio, Antonio Buendía primero le dijo que el coche no estaba en venta. Ante la extrañeza de Miguel Cardoso, ya que el coche se encontraba entre los que se ofrecían a la venta, el vendedor le espetó la frase por la que ha sido condenado.

Cardoso le advirtió que iba a denunciarle y el vendedor le espetó que ni él ni muchos como él le denunciarían. El portugués acudió al cuartelillo de la Policía Municipal de Puente Tocinos, en donde le dijeron que este cuerpo no era competente y que tenía que ir a la Guardia Civil.

Cardoso regresó a la compraventa con una pareja de la Guardia Civil . Ante los agentes, el vendedor, con voz fuerte y en tono contundente, repitió varias veces que "era racista y que no vendía ni a gitanos, ni a moros ni a morenos como él". Ante esta actitud, según describe la sentencia, Cardoso "se sintió humillado, optando por marcharse tras decirle al vendedor: `Que Dios te bendiga".

El Supremo estima que la negativa del vendedor estuvo determinada por el expreso deseo de discriminar al denunciante por pertenecer a una determinada etnia.

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