Un ingeniero que sueña con que un europeo pise Marte

Pedro Duque sueña con una misión espacial que sirva como bandera de la reciente unidad europea: la llegada del hombre a Marte. Cree que mandar europeos a Marte serviría no sólo para desarrollar tecnología aplicable también a otros usos, sino también como un proyecto que ilusione al viejo continente, ya que ninguno de los países europeos sería capaz por sí solo de llevarlo a cabo. Esta idea corresponde a la parte soñadora de Duque, quien es, por otra parte, el ingeniero que se aplica a hacer que funcionen las cosas de forma ordenada y racional.Duque nació en Madrid en 1963 y salió de la Escuela de Aeronáuticos (ETSIA) de la Politécnica de Madrid en 1986. Ya durante la carrera, Duque colaboró en el Laboratorio de Mecánica de Vuelo en un proyecto en torno a un simulador, contratado con la Agencia Europea del Espacio (ESA), en la que unos años más tarde ingresaría como astronauta.

Al terminar la carrera fue captado por la empresa GMV y destinado al Centro de Operaciones Espaciales de la ESA en Alemania, desde donde se controló ese año la emocionante llegada de la sonda europea Giotto al encuentro con el cometa Halley. Su trabajo consistió en la determinación de órbitas, y también formó parte del equipo de control de vuelo de los satélites ERS-1 y Eureca, ambos de la ESA.

En Rusia y en EEUU

En 1992 Duque fue seleccionado por la ESA para ingresar en el recién creado cuerpo de astronautas y fue el único español que lo consiguió. El director era entonces otro español, Andrés Ripoll, que había dirigido durante años la estación de seguimiento que la ESA tiene en Villafranca del Castillo (Madrid). Desde entonces Duque se ha entrenado para volar al espacio, tanto en Alemania como en Rusia y últimamente en EEUU. Ha sido reserva en la misión Euromir de Rusia y Europa en octubre de 1994, y coordinador o enlace en ésta y otra misión similar posterior, en 1995.Tras ser seleccionado por la NASA como astronauta europeo, fue seleccionado como reserva, especialista de carga útil, en una misión del transbordador en junio de 1996. No llegó a volar, pero coordinó el trabajo entre los astronautas y los científicos que diseñaron los experimentos de la misión. El pasado abril obtuvo en el centro Johnson en Houston el título por la NASA de especialista en misiones espaciales y fue nombrado como tal para el vuelo STS-95, que partirá mañana.