El Gobierno ruso aún apuesta por la intervención para superar la crisis
El Gobierno ruso no cumplió su promesa de entregar ayer el programa anticrisis al Fondo Monetario Internacional (FMI), pero éste pudo enterarse de los planes económicos del nuevo Gabinete gracias al influyente periódico Kommersant Daily, que lo publicó íntegro. De su lectura se infiere que la filosofía sigue siendo la misma que la del criticado proyecto anterior: una mayor intervención del Estado en la economía y medidas que difícilmente permitirán evitar que la inflación se dispare en Rusia.El proyecto postulaba que "el Banco Central debe garantizar la disminución paulatina de la tasa de interés para estimular los procesos de inversión". Los autores del programa hacían suyo así el deseo de los directores de empresas y del alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, que ha pedido que la tasa de interés sea reducida al 7%. Pero si tomamos en consideración que en septiembre la inflación alcanzó el 38%, resulta que para aceptar las proposiciones de Luzhkov y de los directores habría que poner a funcionar la máquina de hacer billetes. Después de que los especialistas del Banco Central tomaran cartas en el asunto se decidió quitar este y otros puntos del plan.
Ahora, el programa, con las modificaciones introducidas por los expertos del Banco Central, debe ser discutido por el Gobierno en pleno el sábado y, después de aprobado, entregado para su estudio al FMI.
El primer proyecto, discutido a principios de mes, representaba un paso atrás, ya que contemplaba la nacionalización de la mayoría de los bancos y la práctica prohibición de la circulación del dólar. Del nuevo documento han desaparecido esos puntos, pero, según los especialistas de Kommersant Daily, la filosofía es la misma: para salir de la crisis, el Estado debe intervenir en la economía.
Las etapas para superar la crisis son tres, según los autores del programa. En la primera, la tarea es impedir que se desate una gran inflación y poner obstáculos a la fuga de capitales; en la segunda, resolver el problema de los impagos, aumentar la base tributaria y sanear las empresas; en la tercera, aumentar la demanda estatal y convertirla en el impulsor del desarrollo económico.
Máximo tolerable
El documento da como máximo tolerable de emisión de 40.000 a 60.000 millones de rublos (entre 356.000 y 500.000 millones de pesetas) hasta fin de año, lo que traducido a la realidad significa que ésa es la cantidad de billetes que se piensa imprimir. Sin embargo, el gobernador del Banco Central, Víktor Gueráshchenko, opina que la emisión no debe superar los 168.000 millones de pesetas. A juzgar por los parámetros del presupuesto del cuarto trimestre, la emisión mínima será de 420.000 millones, lo que, según expertos independientes, significa que para principios de 1999 la hiperinflación habrá llegado nuevamente a Rusia.Alexandr Zhúkov, que encabeza el Comité de Presupuesto de la Duma, dijo que hasta fin de año el Gobierno piensa gastar un mínimo de 1,1 billones de pesetas y espera que la recaudación de impuestos reporte de 500.000 a 588.000 millones. Ello significa un déficit mínimo de 500.000 millones. Pero, en realidad, será mayor. En septiembre, los ingresos fueron de sólo 75.600 millones, y en tres semanas de octubre, de 46.200 millones.
A pesar de todo, Moscú continúa confiando en recibir al menos parte del segundo tramo del crédito negociado con el FMI en julio pasado.
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