Inquisición

ADOLF BELTRAN A los partidos del gobierno valenciano, PP y UV, les obsesiona la "ortodoxia" de las enseñanzas que sobre la cultura, la lengua y la identidad se imparten en las escuelas. Han aprobado en las Cortes una resolución, propuesta por el diputado más extremista del arco parlamentario, para que Educación fiscalice a los profesores y los persiga si explican a sus alumnos que el valenciano y el catalán son la misma lengua o si introducen términos como País Valenciano en sus apuntes. Alma de inquisidores es lo que revelan tener los dirigentes de esos partidos, y muy poco sentido común el consejero del área, Francisco Camps, cuando defiende la medida para garantizar el cumplimiento de la ley. ¿Se incumple la ley cuando se enseña lo que es evidente? ¿Ha proscrito alguien ese pasaje del Estatuto de Autonomía que habla de la concepción moderna del País Valenciano? El rosario de condenas aprobadas en el Parlamento desde que populares y regionalistas gobiernan el Consell conforma ya un capítulo en la historia local de la ignominia. Ofuscados en su intransigencia, el PP y UV merecerían una campaña de desobediencia civil en toda regla desde las pizarras de los centros docentes valencianos, pero la responsabilidad del profesorado evitará que las aulas devengan un campo de batalla por estas cuestiones. Esas aulas, al fin y al cabo, ya son campos de batalla por otras causas, que tienen mucho que ver con la ineptitud y la indolencia de los responsables del sistema educativo valenciano al aplicar la ley. ¿Se inquietan los inquisidores ante el gran número de alumnos de la nueva educación Secundaria expulsados cada día a los pasillos de los institutos que la han incorporado? ¿No se han dado cuenta de las dificultades que plantea a unos profesores poco acostumbrados a tratar con jóvenes de las edades más difíciles reciclarse para atender a esa masa de estudiantes que les llega sin seleccionar porque la LOGSE garantiza su escolarización obligatoria? ¿Les parece normal que el 70% del primer ciclo de ESO siga anclado en los centros de primaria por la incapacidad de la Administración para acelerar el ritmo de construcciones escolares? ¿Se han preguntado los inquisidores por qué, de curso en curso, en muchas escuelas públicas desciende el número de alumnos al fugarse un buen porcentaje de ellos hacia la enseñanza privada? ¿Les gusta ese trasvase? Nada hay más odioso que la inquisición. Y nada más grotesco que la miseria del inquisidor, parapetado tras su incompetencia.