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Hume afirma que el mundo ha entrado en el posnacionalismo

Enric Company

La base de la paz, el apaciguamiento de los nacionalismos allí donde se enfrentan armados, radica en el reconocimiento de la diferencia y la renuncia a imponerse al otro. Ésa es la fórmula que ayer predicó en Barcelona John Hume, uno de los dos galardonados con el Premio Nobel de la Paz por su contribución al fin de la violencia política en Irlanda del Norte. Invitado por los socialistas catalanes, Hume, dirigente del Partido Socialdemócrata y Laborista de Irlanda del Norte, expuso ayer en Barcelona las ideas sobre las que se ha basado el proceso de paz en su país. Hume sostiene que el mundo ha entrado en "la época del posnacionalismo", y sobre este punto de partida construyó su explicación. De la misma forma que antes de que hubiera naciones había ciudades-estado, y antes clanes, también hay un después del nacionalismo, dijo. Presentado por los eurodiputado socialistas Anna Terrón y Joan Colom, y acompañado por Pasqual Maragall, Hume habló ante unas doscientas personas reunidas en el Centre Internacional de Documentació de Barcelona (Cidob). Comenzó indicando que en Irlanda se han enfrentado durante siglos dos mentalidades. Una de ellas se basa en una concepción territorial de la nación; la otra, en la defensa de una identidad que excluye a quienes no pertenecen a ella. En esa división, él formaba parte del primer bloque. Frente a estas mentalidades, dijo, hay que hacer avanzar la idea de que "no son los territorios los que tienen derechos, sino las personas". Y lo que está dividido en Irlanda son las personas. En su caso, explicó, el camino hacia el proceso de paz comenzó en 1979, tras ser elegido eurodiputado. En Estrasburgo, junto a la frontera franco-alemana, escenario de tantas guerras, comprendió que la Unión Europea había conseguido poner fin a siglos de enfrentamientos sangrientos sentando en las mismas instituciones a naciones que se habían combatido. La Unión Europea ha sido la mejor manera de resolver conflictos históricos, agregó, pero lo que la ha hecho posible es que los pueblos de Europa "han decidido que la diferencia no es una amenaza". Hume sostuvo que los enfrentamientos entre nacionalismos deben superarse por la vía del diálogo, pero sin imposiciones, y aceptando que nadie salga vencedor. El diálogo debe llevarse a cabo, precisó, "no con los más próximos, sino con los adversarios". A todo eso ayuda que la evolución tecnológica y económica ha hecho el mundo cada vez más pequeño, y a los países más interdependientes que independientes. "No hay que pensar, pues, en términos de territorio, sino de personas", dijo, "porque la humanidad trasciende los nacionalismos".PASA A LA PÁGINA 3

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