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Reportaje:

"Cumplo 90 años y soy como un recién nacido"

En la conversación que cierra un ciclo de entrevistas hechas en los últimos años el escultor Jorge Oteiza se encontraba relativamente cómodo mientras abundaba en decir que está a gusto viviendo en la tristeza y que no le interesa nada de lo que pasa en el mundo. Sus palabras contrastan con su sempiterna capacidad de provocación, su reconocida visceralidad. El polemista feroz, la mayoría de las veces aplicado en defenderse de quienes le negaron sus méritos creadores, hace un alto en el mundo de la controversia. Salta de un tema a otro. La tristeza que lo embarga toma la voz del ritornello recurrente. Ponemos en página su estado de ánimo ante los 90 años que cumplió ayer: "Sin el caos no existiría el artista. El artista es hijo del caos y padre del caos. Es como está hecho el hombre".

"Todavía estoy lleno para explotar; lleno de pólvora, pero está mojada esa pólvora. No se puede almacenar nada, ni pólvora ni nada que se le parezca. Me siento mucho mejor desde que me he separado del mundo y de los compromisos. No tengo ningún compromiso ni interés en hablar, ni en contestar ningún cuestionario. No me interesan, porque no existe nada. He perdido demasiado tiempo. Ahora cumplo 90. ¿Cómo he llegado a tener 90 años y estar tan aburrido de la vida?"

"Ya he dejado de reflexionar. Me he dado cuenta de que no hace falta reflexionar. Si tú reflexionas y nadie te oye, es como reflexionar en el desierto. Entonces, ¿para qué molestarse?"

"A nadie le interesa nada de otras cosas que hay. Es decir, que uno averigua eso cuando siente una tristeza inmensa. Uno descubre que no tiene amigos, y que no sabe nada, y que, además, no le interesa nada. Entonces se pregunta uno: "¿Para qué estoy aquí?, ¿para qué he nacido?" Quizás al morir nace un poco uno. Para cuando te enteras de algo, ya te has muerto. Es preferible morirse, y al morir enterarte de algo, aunque los demás no se enteren. Tú te enteras de que merecía la pena morirse. Vivir, no; sino que morir es lo que merece la pena. Por eso es interesante vivir, es por la muerte. La muerte es lo que le hace a uno. Si no tienes muerte, no tienes vida".

"Nunca los años son muchos. Son pocos, todos. Cumplo 90 y soy como un recién nacido. Recién nacido o recién muerto".

"No he necesitado reírme de la metafísica. Lo único que me interesa es la metafísica".

"El que no habla poéticamente, el que no está dentro de la poesía está mudo y sordo. Sordomudo. El mundo es de sordomudos. Por eso está uno disgustado. Para mí todo es escritura. La naturaleza y todo lo que se ve está hecho para leer. Tú vives, porque puedes leer, puedes escribir. Si no escribes, no existes".

"Mi forma de entender es entender cada vez menos. Y cuando ya no entiendes nada, eres un sabio, y te callas".

"Lo mejor es irse sin decir siquiera no, y mucho menos sí. Que es lo que hago yo siempre. Me dan un premio, y desaparezco. Huyo de todo".

"Estoy con una tristeza enorme. Me gusta estar triste, silencioso. La tristeza es poner en paréntesis todo lo que te rodea".

"Ahora es cuando vivo realmente, cuando no se me nota que estoy vivo. Cuando estaba vivo estaba buscándome. Me he encontrado cuando me he callado y ya no me interesa nada. Me he muerto a mí mismo. Entonces estoy tranquilo. ¿Qué hace la muerte conmigo? Perder el tiempo, meter la pata. ¡Pierdes el tiempo, lárgate!"

"Soy todo tristeza, por dentro y por fuera. Soy una de esas pelotillas que se ven de noche, lejanas. Una lucecita pequeña. Todas son iguales. La noche es un hotel. Las estrellas son las habitaciones. Yo había elegido una habitación, pero ya ni me interesa eso. Lo veo así, lo que pasa es que ya no tengo ganas de ir al hotel".

"¡Cómo voy a perder el tiempo metiéndome en los museos! Bastante museo tengo dentro de mí. Mi museo interior. Es lo que más tristeza me da. Mi tristeza es sentir que tengo un museo dentro. Mi vida en su aspecto intelectual, artístico, creador, y todo eso es un estorbo que tiene uno. No es vida".

"Yo no soy un artista. He sido,hasta que me he dado cuenta lo que es eso. Recuerdo la vida cuando era artista, y ahora me doy cuenta de que el arte no me interesa nada. El arte es de los débiles, que creen que se pueden curar la debilidad. El hombre es un ser débil, y si deja de ser débil, la ha cagado. Se convierte en cualquier cosa, en un funcionario de la vida. Por eso no funciona".

"Más vale que no me quieran los demás, y así quedamos empatados. Querer a todos no sirve para nada. Por tanto, es igual que no querer a nadie. En lo único que creo es en la tristeza. Vivo bien dentro de ella. Me ha costado. Ya empecé hace unos años a estar triste. Pero ahora, sí, he desembarcado en la tristeza. He sido un tipo alegre cuando no sabía lo que era la vida ni la muerte".

La soledad

"Me interesa la soledad. ¡Es tan hermosa la soledad! No precisas hablar. Vives todo. Hasta lo que no ves lo sientes. Comprendes hasta lo que no se puede comprender. Percibes el gran silencio, donde escuchas todo como una orquesta de silencio. Te llegan todas las cosas sin ningún esfuerzo; estás flotando entre la vida y la muerte. Es decir, no estás, estando más que en ninguna otra forma de estar. Ya no importa manifestarse ante los demás de tal o cual manera; ni siquiera preciso escribir. Es vivir sin que nadie se entere de cómo vive uno. Eso es lo que más me ha interesado de este tiempo último, y ha sido como un descubrimiento: el desinteresarme del interés en aparecer de la mejor manera posible ante los demás. He perdido completamente ese interés. Ya puedo estar solo sin que nadie se entere si soy inteligente o soy imbécil. Estoy frente a mí. Ya sé cómo soy, cómo quiero ser. El mérito que tengo, la vergüenza de no haber hecho otras cosas ni haber sido mejor. Pero no es necesario que nadie se entere. Yo soy el que se entera, y mientras me entero, estoy viviendo. Cuando deje de enterarme, no estaré. Y, si no estoy, ¿para qué voy a pensar en mí?" Al final, Oteiza soltó una expresión de ensimismada melancolía: "Habito en la tristeza. Me siento muy bien en la tristeza. Si no estuviera triste, ¡joder!, qué tristeza". Después añadió muy animado: "Me ha gustado esta frase; la voy a anotar". Y la pasó a un cuadernillo que usa para esta clase de "encuentros" etimológicos y creativos. Anotó: "La tristeza como encuentro creador, como conquista". Y aclaró: "Luego lo matizo mejor".

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