Estupefacto
En EL PAÍS del 9 de octubre publicaron en la misma página dos recientes sentencias. La primera, sobre un comerciante que simuló un robo para cobrar el seguro, de un importe aproximado de un millón y pico de pesetas; le condenan a 23 meses de cárcel. La segunda se refiere a un constructor que estafó 60 millones de pesetas a 90 familias humildes; la condena es de seis meses de cárcel. ¡Me he quedado estupefacto! ¿Así funciona la justicia en este país? Me pregunto: si este constructor hubiese estafado a la todopoderosa compañía de seguros, ¿no sería mayor su condena?
Estoy de acuerdo con Montesquieu y con Locke sobre la separación de poderes. Pero creo, como ciudadano libre, que hay que recordar a los jueces, a los políticos y al Ejecutivo que esa separación no justifica un reparto de poderes tiránicos; los cuales puedan decidir de forma particular y con una impunidad total.-
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