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Dos de cada tres enfermos de glaucoma ignoran que lo padecen

La sevillana Rosario Fraile comenzó a notar diversas molestias en el ojo izquierdo a los 42 años. Ocho años después ha perdido la visión de ese ojo y el 50% de la del derecho. Lo suyo es un caso precoz de glaucoma descubierto demasiado tarde y, además, según su opinión "muy mal tratado por el médico". Lo normal es que esta enfermedad se manifieste en las personas mayores. El glaucoma se caracteriza por el aumento de presión intraocular; al principio no presenta síntomas y, cuando éstos aparecen, suele ser demasiado tarde. El riesgo de quedarse ciego es muy alto; un 10% de estos enfermos pierden la vista. Por eso "lo más aconsejable es hacer prevención, es decir, a partir de los 40 años, todo el mundo debería acudir al oculista al menos una vez al año", dice Alfredo Benjumea, responsable del Servicio de Oftalmología del Hospital Virgen Macarena. En Andalucía se calcula que hay 150.000 personas que padecen glaucoma, de las que sólo 50.000 lo saben. El origen de esta enfermedad suele ser, en muchos casos, genético; Pero también la vejez, o los problemas diabéticos o cardiovasculares, llevan a este tipo de pacientes hasta el oculista. "Esta es una enfermedad perversa, que no da la cara, muy difícil de diagnosticar, y además no se cura. El tratamiento es de por vida", insiste Benjumea. Sin embargo, existen ya las llamadas prostoglandinas que, tan sólo aplicando una gota diaria, se controla la enfermedad, si ésta ha sido cogida a tiempo. Un problema añadido para el tratamiento de los enfermos de glaucoma es que "con frecuencia se aburren y abandonan la medicación", se queja Benjumea.

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