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Hendaya, Irún y Hondarribia estrechan sus lazos de cooperación para crear una nueva "ciudad"

Mikel Ormazabal

Hendaya, Irún y Hondarribia, tres municipios que convivieron hasta el 1 de enero de 1993 separados por la barrera que imponía la frontera francoespañola, cohabitan desde entonces formando un triángulo equilátero alrededor de la isla de los Faisanes. Allí se firmó en el siglo XVII el Tratado de Paz de los Pirineos que propició el matrimonio entre la infanta de España María Teresa de Austria y el rey Luis XIV de Francia. 300 años después, este pequeño biótopo del Bidasoa escenificará el acercamiento sincero de una comunidad plurinacional y bilingüe.

Los ayuntamientos de Hendaya, Irún y Hondarribia han sorteado todos los obstáculos políticos y legales para perfeccionar un marco de cooperación a tres bandas. Se trata de comenzar a restarle tiempo al pasado, eliminar la distancia que se originó como consecuencia de la existencia de un muro imaginario que originó una convivencia ficticia. El nuevo espacio para la coexistencia normalizada y sin estereotipos germinó a comienzos de esta década y culminó en 1995 con la firma del Tratado de Bayona. Este paraguas internacional, que no ha restado competencias a los Estados español y francés en materia de relaciones internacionales, sí permitía expresamente articular lazos de conexión entre los tres municipios. Tras analizar de forma pormenorizada todas las fórmulas posibles para establecer un escenario de colaboración transfronteriza, se ha acordado la constitución de un consorcio, figura con personalidad jurídica propia recogida en la Ley de Régimen Local del Derecho español que posibilita la creación de una entidad local con autonomía en su funcionamiento. El Consorcio Bidasoa-Txingudi, nombre con el que se conocerá a la agrupación de Hendaya, Irún y Hondarribia, quedará constituido con todos los rigores legales en el mes de noviembre, lo cual será el primer paso hacia la integración de las tres ciudades en un órgano supraterritorial con competencias que aún están por concretar. El contenido y el desarrollo de las atribuciones de este instrumento dependerá de la implicación política de los responsables de los tres ayuntamientos. "Puede quedarse en un intento testimonial o abrir un campo institucional muy interesante", advierte un representante del Consistorio irundarra. Hoy por hoy todo se reduce a borradores y propuestas políticas sin concreción real. El propósito de los impulsores de esta iniciativa comunitaria, al estilo de otros proyectos transfronterizos que se han llevado a cabo en la frontera de Francia con el Benelux, en la de Galicia y Portugal o en la franco-española con la Comisión Internacional de los Pirineos, entre otros ejemplos, estriba en dotar al consorcio de poderes reales para emprender acciones comunes en materia urbanística, en política turística y cultural, en desarrollo económico y en cuestiones relacionadas con los servicios sociales. En el futuro, explica Jean Baptiste Echeverry, responsable de relaciones transfronterizas del Ayuntamiento de Hendaya, se podrán establecer soluciones uniformes, de tal modo que aquellos servicios hoy limitados al ámbito municipal (recogida de basuras, de residuos, servicio de aguas...) se realizarán sin los límites que ofrecen las competencias locales. "Actualmente estamos duplicando los esfuerzos de manera innecesaria. Podemos economizar gastos y unificar criterios en muchas áreas", afirma Echeverry. Del mismo modo, la configuración urbanística, la mejora de las comunicaciones entre los tres municipios, la organización de competiciones deportivas y eventos culturales encajan perfectamente en el modelo transfronterizo. El consorcio, entendido como un dispositivo legal para favorecer la colaboración interinstitucional, no es el resultado de una fórmula tecnocrática sin el respaldo popular. Echeverry confirma que "el 85% de la gente vienen reclamando desde hace años la creación de un campo de trabajo común. Una minoría tradicionalista se ha mostrado recelosa y exigió la convocatoria de un referendo popular, y una parte minúscula no tiene opinión al respecto". Un barco enlaza Hondarribia y Sokoburu (Hendaya) y registra al año una media de 250.000 pasajeros, lo que demuestra la estrecha relación existente entre ambos municipios. Ahora se proyecta establecer la conexión informática a tres bandas, la creación de un museo común, la construcción de caminos para el recreo, entre otros planes vecinales.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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