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Colectivos de mujeres de toda la Comunidad diseñan un plan contra los malos tratos ante la pasividad del Consell

La crueldad diaria, los insultos constantes, el terror inoculado a lo largo de años y la violencia física injustificable practicada en miles de hogares contra las mujeres tienen un enemigo de peso: "El peso de la razón". Así lo entiende la Plataforma de Mujeres Por la Igualdad, que engloba a 35 de los más representativos colectivos femeninos de toda la Comunidad Valenciana y que acaba de celebrar unas jornadas de debate sobre esta lacra social. Su intención: diseñar un documento para combatir eficazmente desde la Administración, desde la justicia y desde la misma sociedad los malos tratos en el hogar. Hartas de no ser recibidas ni oídas y cansadas de esperar que cese la "pasividad" de la Generalitat y de los grupos parlamentarios en las Cortes Valencianas (sólo el PSPV las ha recibido), las mujeres que integran estos colectivos se reunieron ayer en Valencia para celebrar varios talleres sobre lo que, sin miedo a exagerar, denominan terrorismo doméstico. De hecho, en esos términos se celebró el pasado 9 de febrero en Valencia una Manifestación contra el Terrorismo Doméstico. Una protesta que, según la Plataforma, no ha sido secundada a nivel institucional: tras la misma, se hizo llegar a las Cortes un manifiesto contra los malos tratos y todavía están esperando una reacción oficial. "La intención de los talleres es elaborar un documento que recoja los análisis y las valoraciones que hacen los colectivos de mujeres valencianas así como las propuestas que tenemos que hacer para que a partir de ahí se pueda elaborar un plan de acción contra los malos tratos", explicó ayer María José Meseguer, portavoz de la plataforma y miembro de la asociación de Mujeres Progresistas. Su tesis es que, aunque la Generalitat elaborara un plan de acción unilateral, éste no sería eficaz si antes no ha escuchado a las mujeres, las víctimas de la violencia. Los talleres de ayer se centraron en cuatro problemas: las deficiencias de las casas de acogida y sus alternativas, la situación jurídica y económica en que quedan las víctimas de la violencia, las acciones preventivas (educación y campañas sociales) y la seguridad policial para estas mujeres. El problema cada vez es más patente. Este año se superarán las 18.000 denuncias sobre malos tratos de 1997. "Seguimos evidenciando cada vez más, a pesar de que siempre ha existido, la violencia que sufren las mujeres", explica Meseguer, que rechaza hacer un retrato robot de los malos tratos: "La crueldad no distingue edades ni clases sociales".

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