Guerra y paz
Señalaba ayer que los candidatos tenían los ojos bien abiertos para estar a la que salta, no perderse nada y cuidarse, si es posible, de que los demás lo pierdan todo. Ese sentido de la vista continúa dando que hablar. Por eso Felipe González ha soltado un dardo a la oposición conservadora: "el PP está dispuesto a perder un ojo" si de esa forma el PSOE se queda "ciego". ¿Fuerte, no? Sobre todo en un momento en el que la campaña está más atenta a los enfrentamientos entre Saramago y el Vaticano que a los de Unidad Alavesa con los realizadores de determinadas encuestas, a los que acusa de que "los resultados están amañados" y de que UA aparezca en la casilla de "Otros partidos". El nuevo Nobel de Literatura ha hablado de paz replicando a la definición vaticana de que el escritor portugués es "comunista recalcitrante", lo que suena a tiempos muy pasados. Saramago contestaba a la Iglesia pidiendo que siga con sus oraciones y deje a los demás en paz. Paz y amor franciscano: "El cristianismo nos enseñó a amarnos los unos a los otros. Yo no tengo la intención de amar a todo el mundo, pero sí de respetar a todo el mundo". Y la Iglesia, por su parte, como si se hubiera contagiado de la campaña vasca, responde con una anunciada encíclica sobre razón y fe. Algo de eso vino a decir la noche del miércoles Alfonso Guerra en la 2 de TVE, en conversaciones de primeros planos con Pedro Ruiz y con fondo de música de Beethoven. Fue una entrevista que pretendió caminar al margen de la política, pero todos cuantos la vimos esperábamos que el ex vicepresidente hablara de política. Habló de otras cosas, pero interpretamos que se estaba refiriendo a la política. En todo caso, Guerra se manifestó entusiasta de la paz y de la autenticidad. Destaco algunas de sus frases: "Yo no estoy donde no me quieren". "La vida nos obliga a ser un funámbulo que va por encima del alambre y que se espera de él que caiga al vacío en un tropezón". "Los hijos y los amigos [incluido Felipe González] son lo más grande de la existencia". "En el PSOE no hay divisiones, hay disfunciones". "Cualquier nacionalismo es excluyente. (...) Yo daría la mitad de mi vida para que los nacionalistas puedan defender lo que quieran, pero la otra mitad la dedicaría a evitar que se salgan con la suya". Así, hablando en TVE de lo que siente, Alfonso Guerra se coló en la campaña, preparando su viaje al mitin de hoy en Santurce. Puede que haya contestaciones a lo dicho por Guerra, porque el nacionalismo es el concepto más repetido estos días. Sin embargo, aprecio que a estas alturas de campaña abunda el respeto a las ideas y a la pluralidad compartida. ¡Todo el mundo (candidato) es bueno! Tan bueno que Nicolás Redondo pide freno a los líderes nacionalistas, EA llama a superar la "fractura trágica" y el PNV ha ofrecido al PP y al PSOE la mano para que se unan al debate del proceso de paz. Respeto por todos y diálogo con todos, o entre todos.
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