Aclaración
En relación con el editorial publicado el pasado 12 de octubre bajo el título de "Agencia desordenada", referido fundamentalmente al conflicto planteado por los subinspectores de Hacienda, quisiera aclarar lo siguiente: a) Respecto a la resolución del conflicto, debe usted considerar que los representantes de los subinspectores han huido en todo momento de los cauces normales de negociación laboral. Cuando, de forma reiterada, estos cauces han sido impulsados por la Agencia, dichos representantes han abandonado precipitadamente y de forma no explicada las mesas de negociación, negándose incluso a que se levantase actas de las sesiones. Ello es coherente con sus intenciones, que apoyan mediante una campaña cuidadosamente organizada de descrédito de la Agencia que desembocan en la pretensión final de ser convertidos en inspectores superiores sin someterse a la garantía previa de la oposición e incluso sin reunir los requisitos de titulación requeridos por la Ley.
b) Por lo demas, deducir de un conflicto que afecta de forma efectiva, unas veces total y otras parcialmente, a 354 funcionarios dentro de los más de 27.500 que tiene la Agencia, que ésta se encuentra en desorden, no pasaría de ser una broma si no fuera porque esos 354 han encontrado apoyos al parecer interesados en la magnificación del problema, apoyos que logran, entre otras estrategias, inventando multimillonarias cifras de pérdidas en la recaudación de la Inspección. Pregúntese, señor director, cómo en tan gran desorden hubiera sido posible llevar a cabo los trabajos que en los últimos tiempos ha realizado la Agencia Tributaria con el esfuerzo y merecimiento de todo su personal (no de algunos subisnpectores, ciertamente), a los que tan poca atención presta su diario, como son las trascendentes reformas funcionariales relativas al cuerpo superior de inspectores de Hacienda y a los diversos cuerpos de vigilancia aduanera; la consecución de un clima de relaciones laborales estable y fructífero (¿no se pregunta usted por qué aún está ausente la voz de los sindicatos, verdaderos representantes de los trabajadores en este conflicto?); la implantación del nuevo régimen de PYMES; la ejecución de una campaña del IRPF que me atrevo a calificar, sin rubor y tan sólo en honor de los funcionarios que la han ejecutado, como la mejor campaña de la historia, y ello a pesar de que ha venido acompañada de novedades importantes y de difícil ejecución (comunicación de datos, fuerte anticipación de devoluciones, etcétera) y una clara intensificación de los servicios de atención a los contribuyentes; la iniciación de las declaraciones tributarias de grandes empresas por teleproceso; la revisión integral de los procedimientos inspectores y de las aplicaciones informáticas que les dan soporte derivada de la entrada en vigor de la Ley de Derechos y Garantías; la suscripción de convenios de colaboración con la judicatura y la intensificación de los apoyos a la misma; la profundización en la colaboración informativa con las CCAA; la reforma, tantos años esperada, de la organización aduanera española, y tantas otras acciones cuya relación excedería a la intención de esta carta, sin mencionar las que están a punto de madurar, como son la creación de la Oficina Nacional de Investigación del Fraude, el inicio de la gestión en euros, la aplicación de un nuevo sistema de retenciones de trabajo, la extensión del uso del teleproceso en las relaciones tributarias y otras muchas que usted puede extraer fácilmente de la lectura del Plan de Modernización de la Agencia.
¿De verdad cree usted que una Agencia desordenada podría ocuparse de todas estas cosas?- director general de la Agencia Tributaria.
