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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sacco y Vanzetti

En uno de los fascículos que componen la Historia visual del siglo XX, editada por su conocido diario, me ha sorprendido la inclusión, en una doble página dedicada a delincuentes famosos, de los anarquistas italo-americanos Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, a los que se tilda alegremente de atracadores y asesinos.El autor del artículo demuestra un profundo desconocimiento del tema. El pescadero Vanzetti y el zapatero Sacco fueron acusados, en 1920, de un atraco cometido en Massachusetts, en el que resultaron muertos un pagador, Parmenter, y su guardaespaldas, Berardelli. La principal prueba incriminatoria residió en su conocida militancia política. El largo proceso, repleto de irregularidades, se vio inmerso en una fuerte campaña de prensa de tintes xenófobos que pedía un escarmiento ejemplar para los "rojos inmigrantes". El juez Thayer y el fiscal Katzmann manifestaron abiertamente su profunda aversión a los anarquistas y sus ideas. La condena a muerte por electrocución estaba decidida de antemano, y se cumplió siete años más tarde.

El caso Sacco y Vanzetti es, históricamente, uno de los más claros exponentes de una justicia partidista y politizada y del recurso al asesinato legal. El propio Gobierno de EEUU, no hace muchos años, reconoció públicamente que no se trató de un "juicio justo".

En una cosa acierta el autor y es en la resonancia mundial del caso. Personalidades como Bernard Shaw, André Gide, Anatole France, Marie Curie, Albert Einstein y muchas otras participaron en campañas a su favor. En las principales ciudades, incluyendo las norteamericanas, se organizaron marchas, concentraciones y mítines que congregaron a cientos de miles de personas pidiendo su liberación (con salvedades como la de España, en la que el régimen primorriverista impidió cualquier acto).

Por ello, y aunque en este caso el mal ya esté hecho, conviene extremar el cuidado en la presentación de los sucesos históricos, evitando fusilamientos y refritos para salir del paso.- .

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