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Zambrano inicia el rodaje de "Solas", una historia de vidas oscuras en la ciudad

Los aeropuertos, los museos y los supermercados son los templos de finales del siglo XX. Para existir necesitan trombas de gente que los recorran. Vacíos se convierten en lugares fantasmales. El supermercado de Cobreros de la carretera de Carmona, en Sevilla, era ayer el escenario del inicio del rodaje de Solas, película del director sevillano Benito Zambrano. El equipo de rodaje le daba al lugar un cierto aire de templo sacrílego.

Producida por Maestranza Films, Solas cuenta con un equipo artístico y técnico andaluz. El elenco lo encabezan los actores Ana Fernández, María Galiana y Carlos Álvarez-Novoa. "Silencio, rodamos". El chasquido de la claqueta marcaba ayer las fronteras entre la realidad y la ficción. El escenario -ese supermercado donde las amas de casa se cruzan con solteros treintañeros y con jubilados abandonados y solitarios como los restos que deja la marea- hace que la realidad penetre en la ficción. El protagonista, Carlos Álvarez-Novoa, encarna a un hombre mayor. En las escenas rodadas ayer efectuaba sus compras con la tranquilidad del que busca con detenimiento y hace de cada gesto -escoger un frasco de especias- un pequeño rito para llenar su vida. En la siguiente escena la soledad de este anciano quedaba clara. Era un hombre de segunda al que se da palique sólo cuando hay poca clientela. El encargado de la charcutería no podía perder el tiempo conversando con él, como otros días. "¿Qué hay, Don Emilio, se ha decidido ya?", preguntaba el empleado. El anciano vacilaba y el encargado zanjó con una cierta crudeza: "Pues cuando se decida, me avisa. Hoy no puedo atenderle porque ya ve cuánta gente hay". El título de la película, Solas, lo dice todo. Ana Fernández encarna a María, una chica que "está sola en la ciudad". Comparte con el hombre mayor y con su madre la soledad. "María tiene el problema de la incomunicación porque le han hecho daño, como a un perro apaleado", explicaba, recién maquillada, Ana Fernández, una chica de belleza mediterránea con un punto de tristeza en los ojos. "María es una chica que se ha criado en un ambiente de pobreza absoluta, de crueldad, de maltrato. Ha tenido siempre que luchar para que no le hagan daño", relataba la actriz. Según avanza la película, la mazmorra negra de la pena dejará entrever la luz. "La presencia de su madre es muy importante. Pero son los pequeños detalles los que hacen que María encuentre un rayo de luz, una esperanza. Entra en crisis y llega hasta el fondo. Cuando estás en el fondo, te hundes del todo o vas hacia arriba. María va hacia arriba", explicaba Ana Fernández, ilusionada con su primer papel de protagonista en una película. La actriz ha trabajado como presentadora en Canal Sur y también ha intervenido en cortometrajes. Solas puede ser un buen bautizo para una chica bonita, de trato agradable y con esa engañosa apariencia frágil que tienen muchas mujeres fuertes. Los otros dos protagonistas y el director trabajaban ayer y la productora recomendó que no hablaran con la prensa. El productor del filme, Antonio Pérez, recalcaba el carácter "dominante" del padre de María, detonante de su "huida a la ciudad". Solas cuenta con un presupuesto cercano a los 130 millones, 40 de los cuales corresponden a una ayuda del Instituto de la Cinematografía y las Artes Escénicas. Solas es el único proyecto andaluz de los 11 que han recibido este año ayuda estatal. Con todo, Antonio Pérez se lamentaba de la ausencia de "una política cinematográfica" en Andalucía. El productor prevé estrenar el filme el próximo 28 de febrero, Día de Andalucía.

Ni oropeles ni plumajes

El papel de Ana Fernández en Solas requiere carácter. Es un papel que prescinde de los oropoles y los plumajes, de la distinción y la falsedad, que abonan gran parte de las películas españolas hechas durante la democracia. Los escenarios de clase alta de muchos filmes españoles chocan al espectador. Algunos críticos acusan al cine español de no reflejar la realidad cotidiana del país. Es raro encontrar en las películas españolas a parados, a gente humilde de los barrios del extrarradio, a enfermos, a tipos solitarios, a estudiantes que creen no tener futuro... Solas rompe con esta tónica. El productor del filme, Antonio Pérez, rubrica esta idea. "Solas no tiene ese ambiente de la comedia de gente de clase media alta", señala el productor. No hay apartamentos maravillosos, ni personajes vestidos de diseño que trabajan en profesiones interesantes y que ahogan las penas en restaurantes de cuatro tenedores. Esta visión ajustada de la realidad, de las vidas oscuras compartidas por millones de personas, atraerá a los espectadores, según el productor. Antonio Pérez insiste en que es una historia andaluza, pero, a la vez, "muy universal". "Puede pasar en cualquier lugar del mundo", agrega el productor.

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